Donde Harry tiene un hijo llamado Luka, y un esposo llamado Louis. A su hijo no le agrada la pareja de su papá, mucho menos cuando se entera de que está embarazado.
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Louis se había despertado antes que Harry; tenía un dolor de cabeza terrible que ni siquiera podía cerrar los ojos para tratar de dormir otra vez. Observó a su esposo durmiendo boca abajo y le quitó los cabellos que le cubrían ligeramente la frente. Harry se removió e inconscientemente rodeó la cintura de Louis con su brazo derecho.
Con cuidado de no despertarlo, salió de entre las frazadas y se calzó las pantuflas de Harry, las cuales le quedaban grandes, pero aún así las amaba porque eran cálidas y cómodas. Fue al baño para lavarse el rostro y se cepilló los dientes.
Bajó las escaleras y observó a su amigo Niall en el jardín delantero, estaba cortando el césped mientras Ian; su hijo mayor, regaba las flores.
— Buenos días, Lou — le saludó Bárbara en cuanto lo vio cruzar la puerta de la cocina.
— Hola — sonrió y le acarició la mejilla a Chris, el niño estaba desayunando mientras veía la televisión.
— ¿Todo bien? — cuestionó la castaña.
— Sí, solo me duele mucho la cabeza. No he tomado nada porque no sé si es bueno para mis bebés.
Bárbara se dio la vuelta y tocó la frente de Louis con el dorso de la mano; luego abrió la gaveta y sacó una caja de pastillas.
— No tienes fiebre — aclaró. — Y ten, éstas yo las tomé cuando iba a tener a Chris. El médico me dijo que no afectan.
— ¿Aún sirven?
— Sí, he comprado otra caja. Bobo.
Louis sonrió y le agradeció a su amiga, las tomó con el jugo de naranja que Bárbara le había ofrecido y se sentó a esperar que hiciera efecto. Pero para eso tenía que comer algo.
Siempre se sentía a gusto con los Horan; eran una familia encantadora. Louis había conocido a Niall en la preparatoria, eran inseparables en ese tiempo y Harry resultó ser amigo de Bárbara gracias a Gemma.
El mundo era verdaderamente pequeño.
Niall había regresado a Irlanda cuando terminó la Universidad y se había casado con Palvin. Él era profesor de literatura en un colegio de Mullingar y Bárbara era agente de bienes raíces.
— Hemos decidido pasar Navidad con ustedes — habló Bárbara sacando a Louis de sus pensamientos. — Los niños tienen ganas de conocer Londres.
— Perfecto, sí... me encantaría.
Bárbara sonrió y continuó limpiando la cocina. Chris terminó su desayuno y dejó los platos en el lavabo. Louis lo vio irse al jardín donde Niall jugaba con Ian.
