XXIII: Nixie.

143 28 5
                                    

EVAN.

—Nos hemos visto obligados a llamar a los líderes convictos de Juno y de Februs —me informa la veterana más importante de los cinco que son.

—Normal. Lo que no me lo parece es que no estén preparados para cosas así, y más cuando han habido ataques casi simultáneos en ese lugar. Por culpa de eso hemos acabado con una aliada quemada.

—No tenemos culpa de que los líderes convictos estén junto a los guardianes presos, y de que los líderes exiliados estén en la residencia francesa de Aprilis.

—¡Cuando vidas de inocentes están en juego da igual lo que los puñeteros líderes digan! —exclamo.

Los veteranos se miran entre ellos con una mirada de culpa. Dadas las circunstancias, es lo que deberían hacer, pero no porque haya "muerto" una convicta, sino porque van a asesinar a planetas enteros. Ahí sí que hay inocentes a raudales.

Estoy intentando ganar tiempo, pero sé que algo está sucediendo. Han pasado más de veinte minutos desde que nos trajeron a una Miane inconsciente y quemada y a mí a una sala aparte. Jaden y Julieta no deberían tardar tanto en provocar el apagón que me permita a mí tener ventaja sobre los veteranos.

—Es culpa de "él" y de su marcha repentina —masculla un veterano.

—¡Sh! —salta al segundo otra que le coge la mano; deben ser pareja—. ¡Se supone que ni nosotros lo sabemos!

—¿Es que estáis ocultando a alguien? ¿En serio? —señalo el "cadáver" de Miane—. ¿No es, acaso, suficiente con saber que dos guardianas han atacado y que un tercero merodea por ahí? ¡En vez de querer formar parte de los humanos de una vez por todas parece que queréis, simplemente, evadiros del jodido tema!

—Sé que estás trastornado, chico, pero ya no podemos hacer nada.

—¡Quizá, si buscaseis a ese tal "él", lo solucionaríais más rápido!

Necesito saber quién es ese "él" y por qué su marcha repentina tiene la culpa de toda la situación. Es una pista clave.

Además, necesito seguir ganando tiempo.

—No es tan fácil como parece...

—Somos más convictos de lo esperado. Poder, podéis de sobra —replico.

—No cuando nadie le ha visto la cara —me responde el veterano que me suelta la información de forma fácil—. Ese es el problema de los estúpidos líderes en general, que se han dejado guiar por alguien al que no pueden ponerle ni rostro ni voz. Vale, sabe cosas de los guardianes, ya sean datos o localizaciones, pero eso no le convierte en el líder supremo.

—Vale... Y si ese chico sabe todo sobre los guardianes, ¿por qué no están todos tras las rejas?

¿Será que ese tal "él" tiene un libro parecido a LRMIDM que se puede interpretar? ¿Vendrán nuestras vidas ahí, también?

—Porque no le parece divertido —me responde la mujer veterana más importante, fría.

Llaman a la puerta y uno de los veteranos la abre. Un chico de unos treinta y pico años apoya su mano en el marco de la puerta, jadeando. Nos mira a todos y todos le miramos a él.

—Ya ha venido el líder de los convictos de Juno, pero se fue corriendo al oír que habían visto a alguien del edificio a llevar a una Julieta Zasper inconsciente a la despensa.

—Es normal. Querrán llevarse a todos los guardianes posibles ahora que "él" no hace restricciones.

—¿Y el líder de Februs no venía con él?

Saga meses del año III: El intercambio de octubre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora