XXVI: Dos propósitos de dos personas.

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MAYA.

Cuando Odell perdió el sentido y tuve que cerrar mis ojos para darle un beso y transmitirle parte de mi don del frío, la conexión se rompió y él no despertó, pero al menos seguía vivo.

Durante todo el trayecto estuve en shock. ¡Había besado a Odell, y me lo había seguido antes de desmayarse por completo! Podría haber paralizado su hipotermia de otra manera, pero me salió de forma automática.

"Si soy así de débil cuando estoy con Odell, eso significa que lo seré siempre", pensé.

Ni siquiera me importaba que me secuestrasen, si esa era las intenciones de las personas que nos habían "salvado" (porque había que ser realistas; los pájaros aparecieron por el aviso de alguien) quizá era mejor. Así al menos hubiesen podido tratar a Odell mucho mejor que yo.

Pero tanto Argel Zasper como la chica que se encontraban a su lado obligaron a sus robots unidos a dejarnos con delicadeza en el suelo, en un lugar remoto a La Antártida. Ellos se pusieron frente a nosotros y no pude evitar de manera desafiante a Argel.

Estaba claro por qué nos había salvado; tenía que quedar bien delante de la chica. A mí no me la podía colar. En absoluto.

—¿Cómo está? —preguntó la chica, que cargaba en brazos con la prima de Odell.

—Está vivo, así que dile a tu novio de mi parte que no se preocupe, que no se les va a ir el plan a la mierda aún.

—Yo... Yo no entiendo nada. Argel, ¿por qué esa chica del pelo gris te dio el libro de tu prima? Si yo se lo dejé a Odell... Y no sé a qué te referías con lo de pedazo de instrucción.

Eso me impactó, pero seguí mostrándome distante y alerta por si las moscas. ¿Por qué Sera le había dado el libro a Argel de Julieta? Si lo tenía Odell, seguro que se lo sacó con el don de la velocidad o algo así. De habérmela encontrado, lo hubiese destruido sin lugar a dudas...

Y lo hubiese destruido en ese momento, pero no quería que la cabeza de Odell, que estaba apoyada en mis piernas ya que me había sentado exclusivamente por eso, acabase en el suelo.

—Me temo que tengo que abandonarte, Bethany —le dijo a su chica con pesar.

—¡No hasta que me expliques qué está sucediendo! —estaba segura de que si no fuese porque tenía a la niña en brazos, le hubiese agarrado.

—Un amigo mío debe de estar buscándome para que nos reunamos. Si descubren que gracias a mí habéis huido, acabaré muerto.

—Si quieres te lo explico yo... —sonreí de forma malévola—. Tu novio da un poco de asco, en todos los sentidos.

—Ojalá mueras el siguiente mes, Maya Bosey —masculló.

Oímos pisadas y todos nos tensamos. Unos exiliados aparecieron con armas –a veces me daban pena porque su forma de defenderse era demasiado cutre –y, cuando vieron que Argel estaba colocándose delante de Bethany para protegerla, abrieron mucho los ojos. Como si se hubiesen percatado de que Argel no era tan malo como pensaban.

—Zasper... ¿Por qué está junto a la guardiana de Maius? ¿Y por qué no ha matado a la que ha jodido su boda con la guardiana de Novembrus?

—Ese debe ser otro guardián —le oí murmurar a una chica—. Mira cómo le acaricia el pelo la guardiana de Maius. Esa gente solo se preocupa por sí misma.

—Matemos a Zasper y a la alborotadora, y llevémonos al chico y a la guardiana de Maius. Si resulta que él no es un guardián, se le matará y ya —ordenó un tercer y último exiliado.

Saga meses del año III: El intercambio de octubre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora