MAYA.
Me despierto de repente, sabiendo que Fernand está viendo en vivo y en directo alguna anécdota de mi historia pasada. Me imaginé que lo haría, pero en fin. Los cobardes son aquellos que necesitan averiguar los secretos de alguien para mantenerle cogido por las partes íntimas. Una pena que conmigo eso no funcione.
Sí. En el fondo yo soy una cobarde también por hacer lo mismo que él.
En el fondo, creo que ha sido una muy buena idea decirles cómo interpretar el libro y lo que contiene. Augustus, si estuviese aquí, me habría matado y me odiaría, pero como no está pues nada. Si en el futuro a alguno de ellos se le va la lengua, sabré que el karma está actuando y que no debí haberlo hecho. Pero, de momento, opino que he hecho bien.
Odell se mueve en sueños. Antes me costó dormirme por lo mismo, y sé que me volverá a suceder.
¿Qué voy a hacer contigo, Odell?
Me gustaría poder odiarle de verdad para no estar sufriendo internamente de esta manera. Estar destinada a él es una puta mierda por las razones que he tenido en mente desde que le conocí y que estoy harta de pensar. Pero, es inevitable.
Es gracioso porque me pide explicaciones sobre mi comportamiento distante hacia él. ¿En serio no puede entenderlo? ¡Le besé! Vale, fue para salvarle, ¡pero le besé! ¡Y me lo siguió! No tendría que haberlo hecho. No. Porque ahora yo, y solo yo, se siente culpable por lo sucedido.
Las personas que me importan acaban traicionándome o abandonándome. Joel me traicionó. Jake se fue. No quiero que Odell se vaya lejos de mí –porque traicionarme sé que no lo hará –pero a la vez lo necesito. Es la única manera de que esté a salvo. A mí me conocen ya. A él, solo algunos.
Al menos sé que Damian se siente como yo, pero su problema es que no lo sabe. Él no sabe que está destinado. Yo sí lo sé. Él quiere encontrarse con Julieta cuanto antes por su bien. Yo quiero alejarme de Odell por su bienestar. Él ni siquiera se dará cuenta de que el cariño que le tiene no es porque ambos son guardianes. Yo sí porque mi don se encargará de recordármelo una y otra vez.
Sí. Definitivamente ese chico y yo no somos taan distintos.
Odell pone una mano en mi barriga, ya que estoy tumbada bocarriba y él bocabajo. No se la quito, pero me siento extraña. Me pongo nerviosa.
Si estuviese despierto, le habría quitado la mano con brusquedad y le hubiese dicho un par de cosas. Pero, como está dormido, la cosa cambia. Solo cuando estoy sola es cuando me muestro como soy realmente.
Offu.
Bethany duerme en la cama de al lado igual de tranquila que Odell. Si no le hubiésemos tenido que prestar la cama, ahora él y yo no estaríamos durmiendo juntos. Pero, obviamente, no iba a permitir que Odell y ella se acostasen en la misma cama. ¿Lo tendría que haber permitido? Sí. Pero soy tonta y ahí los celos me pudieron.
Y ahora que lo pienso... Menos mal que Fernand no podrá ver la ficha de Sera. Yo tampoco hubiese podido verla si no fuese porque Augustus me dio solamente a mí la ubicación de su libro, pero de todas formas solo vi su foto. No me interesó mucho ella hasta que leí los once datos en la casa de Odell.
¿Hice bien en no decirle que Jake seguía vivo?
Me levanto de la cama porque estoy harta de que el corazón me lata a mil por hora por el tacto de Odell. Salgo de la habitación y me dirijo al salón para acceder a la única terraza de la casa. Una vez fuera, observo el cielo despejado, aunque por la contaminación lumínica solo se alcanza a ver un par de estrellas.
—Espero que te vaya bien en Septembrus, Jake...
Lo deseo de corazón, ese que ya se ha tranquilizado un poco tras alejarse de Odell. Si a Jake le sucediese algo mientras lucha por demostrar su inocencia, no sé qué sería capaz de hacer. Y si Sera se enterase, creo que ambas podríamos liarla demasiado ahí arriba.
De repente, veo una luz azul. Me sorprendo al principio, ya que no parecía una estrella fugaz. Pero vuelvo a verla. Y esta vez viene, a una velocidad alarmante, hacia mí.
Entro corriendo en el salón justo a tiempo. Algo impacta en el mismo lugar donde yo me encontraba, y brilla intensamente. Me tapo los ojos con el brazo hasta que noto que el brillo desaparece por completo.
Cuando corro la puerta y miro hacia abajo, me asusto. Me asusto muchísimo.
Es mi libro. Ese que solo tuve en mi poder durante unas horillas por culpa de Joel. Ese que vi ser destruido, ahora está como nuevo. Delante de mis narices. Tras casi cinco años.
Lo cojo y le echo un vistazo. Tiene el mismo contenido que el de Augustus, como es de esperar, y solo cambia en el color de la portada. Por lo demás es clavado.
Por mi mente aparece el momento exacto de cuando fue destruido, y recuerdo que, justo en ese momento, yo aún no había llorado.
¿Y si eso tiene algo que ver? ¿Y si los libros solo se destruyen una vez que su dueño es oficialmente un guardián?
Debería destruirlo. Debería.
Pero no puedo.
Me abrazo a él con todas mis fuerzas y lloro sin quererlo. Era de mi padre. Es lo único que tengo de él. Tengo que pedirle a alguien que lo destruya por mí, pero aún no. Necesito sentir que por fin estoy cerca de él a pesar de que no es así y jamás sucederá.
Si tan solo el libro pudiese decirme sus nombres... Pero, como no los conocí, eso no está escrito en él.
Me seco las lágrimas y entro de nuevo en el salón, cerrando la puerta con cuidado. Me dirijo a mi habitación y lo escondo en el armario, justo donde está mi ropa.
Menos mal que el libro de Agostus en unas horas me lo quedaré yo, porque si no podrían saber que yo tengo el mío y que ha sido por casualidad.
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Saga meses del año III: El intercambio de octubre.
FantasyAbril ha llegado... y las premoniciones se cumplen. El libro da comienzo con la famosa huida de Augustus y su encuentro con Miane, pero la historia no tratará sobre lo que sucede después de este hecho. Irá sobre lo que sucedió entre el momento en el...