XXXVII: Incomodidad.

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DAMIAN.

Aún recuerdo a la perfección la premonición de Abby, y sus palabras hacia Fernand.

"¡Solo sabes hacerme daño! ¿No estás cansado de machacar mi corazón?"

"¡Primero aparece la chica esa y me dejas por ella! ¡Luego me desprecias! ¡Y finalmente me ocultas la muerte de mi mejor amigo!"

"Sí. Aún te amo."

Y, obviamente, también recuerdo que me quedé flipando cuando vi que su maravillosa relación se había roto por la presencia futura de Sera. Ahora, gracias a Maya, he abierto los ojos. Y es que mi amiga, una de las personas que más me ha demostrado a lo largo de mi vida, va a sufrir por un amor que nunca será correspondido al cien por cien.

Entonces, ¿se gustan porque la conexión tiene algo que ver? ¿O es que lo único que quiere Fernand es olvidar a Sera y por eso va a "sacar un clavo con otro clavo"?

"Mi don único es que puedo romper los lazos que unen a dos personas. No me gustaría tener que usarlo, pero si me veo en la obligación... Lo haré con todos. Ninguno se librará. Y te aseguro que, una vez que el lazo está roto, se quedará dentro de los corazones un vacío que jamás se recuperará."

Esa es la última advertencia que me ha dado Maya antes de permitirme volver al salón junto a Odell y Bethany. Ambos están hablando sobre las decoraciones del hogar y sobre qué colores quedan mejor con qué tipo de mueble.

Una conversación que, desde mi punto de vista, es una gilipollez.

Llega un punto en el que se dan cuenta de que me aburro como una ostra y de que no participo en la conversación, así que deciden cambiar de tema.

—Dentro de cinco minutos será el cumpleaños de Abby. Yo le había comprado un peluche de un osito, pero creo que lo mejor será no dárselo...

—Si es por Fernand, ¡no debería importarte!

—Le doy la razón al chico del flequillo. ¡Que le den! —exclamo.

—Damian, Julieta estaría en deuda contigo de por vida si se enterase de que me has defendido.

—Los doce estamos unidos en una misión, que es la de sobrevivir. Si nos odiamos entre nosotros, la cosa irá mal.

—Ojalá Maya y Fernand se diesen cuenta de su error.

—Odell, pero es normal que se crean que fui yo la que dio el chivatazo del lugar exacto. Es el problema de salir con Argel...

Si soy sincero, no confío plenamente en Bethany, pero estoy haciendo el esfuerzo de mi vida por defenderla. Lo hago por Julieta y porque el mismísimo Ruedas me lo pidió en el mismo momento. Por eso apenas participé en la discusión, porque me estaba hablando mentalmente y no me podía concentrar.

El reloj de pulsera de Bethany hace un sonido extraño. Oficialmente, el mes aprilense ha iniciado, y con ello, Aprilis es el planeta que actualmente tiene más fuerza.

Bethany se va corriendo del salón y Odell y yo nos dirigimos hacia su habitación. Él llama a la puerta pero yo la abro del tirón porque quiero felicitarla cuanto antes, pero tanto Odell como yo nos quedamos desencajados cuando vemos que Fernand y Abby están desnudos en la cama de esta.

Cierro la puerta a modo de reacción. Pestañeo un par de veces, incrédulo, y es la presencia de Bethany con el peluche envuelto lo que me devuelve a la realidad.

—¿Por qué tenéis esas caras? —inquiere, inocente.

—Antes se les escuchaba que no veas —dice Maya, saliendo de su habitación—. Podrían ser más disimulados, pero bueno. Supongo que nos quedaremos con un pequeño traumita, ¿no, Damian?

Saga meses del año III: El intercambio de octubre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora