Verlos a él y ella juntos era repugnante.
Como predecía, para un playboy con la experiencia de Kavinsky no fue nada complicado besar a Lindy, ni le fue muy difícil repetirlo. Varias veces.
Por alguna extraña razón era un castigo. Era como si se me quemaran los ojos con ver como se desvestían con la mirada descaradamente. No tenían ningún tipo de reparo, ellos estaban pegados como lapas en el parque, el centro comercial, la escuela... en todos lados. Desde hace días, estaba prácticamente a nada de gritarles que se consigan un cubículo en un baño.
Ellos juegan con fuego al tratarse de mi paciencia, como lo hacen justo ahora. Para no perder la costumbre, Lindy está ubicada en el regazo de Kieran, en la mesa de los populares, exhibiéndose como una atracción de circo. Si comienzan a besuquearse vomitaré sobre mi porción de pizza, y no quiero perder la comida más esperada de la semana por Kavinsky. Esa porción semanal de pizza es la única razón por la que asisto los miércoles a clase.
—¡Tessa!, ¡ya deja de verlos así! —me susurra Jen—. Te van a descubrir.
—No los estoy viendo —me defiendo.
Jen entrecierra sus ojos y forma una linea con su boca.
—Como sea... —Vuelve concentrase en su plato—. Cada quién se engaña con la mentira que quiere. —Resopla. La observo por el rabillo de mi ojo, tratando de no reírme—. No digas nada. —Me apunta amenazadoramente con su dedo—. He estado pasando demasiado tiempo con la abuela... —Desvía sus ojos a la mesa, mas precisamente a mi mano—. Deberías soltar esa botella de agua, la vas a romper si la sigues estrujando así.
Al posar mi vista en el objeto me percato de que es cierto. Dejo a la botella en paz sin saber cuándo fue que comencé a apretarla. Todo este asunto con Kieran me está afectando de maneras muy extrañas. Debería alejarme lo más rápido posible de él. Para mi infortunio, parece que eso no ocurrirá tan pronto como yo quiero.
Después de que Kieran consiguiera lo que quería en el parque tuvimos una conversación:
—Buen trabajo —me felicitó—. Aunque claro que yo hice todo —dijo alardeando, mostrando sus dientes perfectos con una sonrisa.
No tenía ánimos de seguirle el juego, solo quería que me diera el video, así ya no tendría que verlo más que en los pasillos de la escuela.
—Ya conseguiste lo que querías. Cumple con lo acordado —digo cortante.
Deseaba irme ya. Estar a su alrededor cada vez me gustaba menos. Él me hacía sentir fuera de mi zona de confort, como si perdiera el control, y no me gustaba como se sentía. No quería levantar la vista y ver sus iris grises, sabía que estarían clavados en mí. Ya me encontraba muy incómoda, no quería sentirme peor.
—Bien —aceptó. Procedió a sacar un objeto de su bolsillo y lo extendió hacia mí—. Toma. —Me acerqué un poco y traté de tomarlo, mas Kieran lo alejó de mí antes de que pudiera hacerlo. Debí verlo venir, otro de sus jueguitos—. Pero antes, debes prometerme que seguirás ayudándome con Lindy.
—Tú dijiste... —empecé a reprochar, sin embargo, me interrumpió.
—¿Lo quieres o no?— Agitó el pendrive frente a mi nariz como si yo fuera un gato al que le ofrecía una bola de estambre.
Me mordí la lengua y respiré fuertemente. Por mi mente pasaban imágenes donde yo le daba a Kavinsky una buena bofetada o lo hería de manera física. No obstante, todo se quedó en mi imaginación.
—Bien. —Le arrebaté el objeto de sus manos y respondí con un tono que rosaba lo agresivo—. Te ayudaré, pero luego no quiero tener nada que ver contigo, ¿comprendes?
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Ayudando al Playboy
Teen FictionTessa (Theresa) Greir, tiene un alto coeficiente intelectual, pero no es la típica nerd. Es sociable, tiene un grupo de amigos y no es una marginada. Kieran Kavinsky, popular, PLAYBOY con mayúscula porque hace lo que sea para llevarse a una chica a...