Treinta

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—Es un imbécil, Jen —digo subiendo al auto y cruzándome de brazos —. Lo odio.

—Y esa zorra sin escrúpulos debería irse al infierno y dejar de meterse en nuestros asuntos —dice Jen, tan enfadada como yo.

Enciende el motor y lleva el coche a la salida.

—Sabes, de ella me lo esperaba, pero no pensé que Kieran iba a creerle en vez de a mí. —La miro con perplejidad —. Ni siquiera me dio el beneficio de la duda. Se trago todas las mentiras de Lindy.

—¿Qué haces, Tessa? No digas ese nombre maligno aquí.

—Es una persona, Jen. Una pésima persona, aunque persona en fin, no un demonio al que podríamos invocar.

—¿Estás segura? —observa por el rabillo de su ojo algo posicionado justo detrás de mí.

Me volteo encontrándome con Kieran y la zorra junto al vehículo del primero. Los separan escasos centímetros y parecen estar contándose sus secretos, ya que un aire de misterio los envuelve. La tierna escena provoca que se revuelva mi estomago.

Quiero vomitar.

—Sácame de aquí, Jen. ¡Ahora! No necesito ver esto.

Pisa el acelerador y nos saca ambas de esa situación, cosa que agradezco inmensamente en mi interior.

Minutos después llegamos a casa. Voy a la cocina por un vaso de agua y Jen me sigue.

—Tess, ¿quieres que hoy me quede contigo?, ¿o que salgamos de fiesta?, ¿o algo?

Saco la botella del refrigerador y tomo un vaso de la alacena. Sin mirarla, contesto seriamente mientras sirvo el agua.

—No necesito que me consueles, estoy bien.

—¿Estás segura?

—Claro que sí. No actúes como si me hubieran roto el corazón, porque no es así. —Tomo un gran sorbo de agua vaciando el contenido del vaso.

—Sé que la relación entre tú y Kieran era falsa, pero eso no implica que lo que sentías no fuera verdadero.

Dejo el vaso sobre la mesada de mármol, causando un gran estruendo.

—Pues no lo era. Y de ser así qué importa, Kieran está completamente perdido en Lindy.

—Tessa, no puedes solo pasar por alto que...

El sonido de la llegada de un mensaje la interrumpe, me salva de una extensa y aburrida conversación sobre Kieran y mis sentimientos que no deseo tener ni ahora ni nunca.

Ryan: ¿Qué te parece a las 4:30?

Hace unas horas le había escrito a Ryan con el fin de devolverle su camisa. Habíamos quedado en el café del centro comercial, solo faltaba confirmar el horario.

Yo: Bien. Te veo allí.

Levanto la vista de mi móvil al terminar de escribir. Jen me escruta esperando alguna reacción de mi parte.

—Por tu expresión deduzco que crees que es Kieran, sin embargo, no lo es. —Doy unos pasos hasta quedar a su lado —. Jen, estoy bien. Todo está bien. Puedo asegurarte que con o sin él yo seguiré adelante.

Ella me toma con ambos brazos y me atrae hacia ella.

—Solo prométeme que no permitirás que esa zorra te haga sufrir.

La abrazo fuertemente tomándome un momento para relajarme. Por cosas como esta agradezco tener una amiga como Jen a mi lado.

—Tú tampoco. Si en serio te gusta Adam debes enseñarle lo que se pierde, porque tú le darías mucho más que solo diversión.

Ayudando al PlayboyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora