Siento el sabor a cerveza en mi boca cuando su lengua decide explorar. Sus dedo juegan con mi pelo y me aferro a él cuando mi pulso se acelera a un nivel descomunal. Muerde mi labio inferior, yo tiro del cabello de su nuca en un desesperado intento de alejar a Kieran de mis pensamientos. Nos mantenemos en nuestra burbuja todo lo que nos permiten nuestros pulmones, hasta que el oxígeno se acaba en nuestros organismos. Mis parpados se mantienen cerrados. No quiero abrirlos. Sé perfectamente que el Rey Kieran está justo detrás de mí. Siento su mirada como un láser y no quiero hacerle frente ni a él, ni al resto del mundo.
Un torrente de emociones recorren mi cuerpo. No sé qué sensaciones debería tener exactamente ahora, pero no es precisamente esto lo que una chica debe sentir después de besar a alguien como Ashton.
¿Y la alegría?, ¿la felicidad? ¿DÓNDE ESTÁN MIS HORMONAS?
—Eres hermosa, Tess.
Abro los ojos y me separo un poco de él.
Mis cuerdas vocales no responden. Me limito a mirarlo hasta que alguien se entromete.
—Tessa. —Jen llega a salvar el día. Evalúa la situación y por suerte capta que tiene que sacarme de allí—. Lo siento, Ashton. Te robaré a mi amiga, la necesito.
—Claro.
Antes de que logre pararme Jen ya está jalando de mí. Abre puerta tras puerta hasta que encuentra una armario lleno de abrigos, lo importante es que está vació. Nos mete a ambas dentro y cierra.
—¡Lo besaste! —exclama y salta a abrazarme.
—Aire —digo casi sin voz, comenzando a toser.
Inmediatamente me suelta.
—Lo siento. Perdón —se disculpa. Le dedico una de mis miradas reprochadoras—. ¡Debiste ver la cara de Kieran! —Recobra su emoción a pesar de que yo todavía sigo roja por la falta de oxígeno—. Tendría que haber tomado una foto —se lamente.
—Cállate. Ni lo menciones. No debí haber venido. Tú y tus locas ideas se metieron en mi cabeza —la acuso—. ¡Mira como terminaron las cosas!
—¿Y tu sed de venganza?
—Se evaporó casi por completo en cuanto besé a Ashton.
La puerta se abre dejando a la vista a un chico con gafas que nos mira con estupefacción.
—¿Qué? —decimos al unísono.
Se espanta al escucharnos y se acomoda los lentes sobre el puente de su nariz. Lo reconozco como uno de los sirvientes de Kieran.
—El sweater de la derecha. —Jen se lo lanza y yo estrello la puerta contra el marco.
Retomamos la conversación.
—Ha estado genial —asegura—. Kieran tuvo que morderse la lengua para no saltar encima de él. Los ha estado observando desde hace una hora —eso atrae mi atención—, abandonó a Lindy en cuanto te vio. Esa víbora también ha estado cerca.
—¿Cómo lo sabes? ¿Estuviste espiando?
Se encoje de hombros.
—Adam se emborrachó y Kavinsky apareció en mi campo visual. Fue cosa del destino...
—¿En serio crees que está celoso?
—Más de lo que jamás admitirá —afirma Jen—. Lo más divertido es que parece que ni siquiera lo sabe.
Nada más salir del armario nos topamos con Lindy. La chica es una copia barata Georgina Sparks. Tiene su físico, es malditamente idéntica a ella y sospecho que cuando quiere puede ser igual de perra que ese personaje de Gossip Girl —obviamente, nadie supera a la reina B, por supuesto—. Nos observaba como si fuéramos cucarachas y se debatiera entre envenenarnos con insecticida o mancharse sus tacones altos y pisarnos. Nosotras, sin más opción —ya que sus dos amiguitas bloquean el resto del pasillo—, nos quedamos inmóviles.
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Ayudando al Playboy
Novela JuvenilTessa (Theresa) Greir, tiene un alto coeficiente intelectual, pero no es la típica nerd. Es sociable, tiene un grupo de amigos y no es una marginada. Kieran Kavinsky, popular, PLAYBOY con mayúscula porque hace lo que sea para llevarse a una chica a...