—¡Ya basta, Tessa! —grita mi madre con exasperación provocando que me sobresalte —. Sé que eres mi hija pero en este momento quiero lanzarte por la ventana. Dime, ¿qué es lo que te tiene tan nerviosa?
Mis uñas recién pintadas de negro repiquetean en el cristal del auto de mamá. Llevaba haciendo eso desde que subí al coche. Es molesto e irritante, aunque hay peores. Es esto o retorcerme el cabello hasta quedar calva, o morderme el labio —algo que de todas formas hago— hasta que ya no le llegue sangre, o arrancarme hasta las cutículas de mis uñas —cosa que considero desagradable—. Prefiero seguir golpeando el vidrio, no es una manera tan efectiva para liberar el estrés pero funciona.
—Nada.
Mamá me observa por su periferia dejando claro que no se traga mi corta respuesta.
—Theresa, te conozco desde antes de que nacieras, te tuve en mi vientre por nueve meses, te crié... creo que soy perfectamente capaz de saber cuando te sucede algo, así que dime qué sucedió con Kieran.
No me sorprende su firme suposición sobre Kieran, era de esperar que se diera cuenta. Ya no tiene caso evitarlo, voy de camino a la fiesta de los Kavinsky. Necesito hablar con alguien ¿Por qué no hacerlo ahora?
—Ni yo entiendo lo que pasa. —Exhalo fuertemente y cruzo mis brazos en mi pecho.
—Metiste la pata y no sabes en qué —sugiere.
—En realidad, tengo una idea bastante firme al respecto. Solo no entiendo porqué reaccionó así. —Frunzo el ceño —. Es una tontería.
—Discúlpate —dice con la vista al frente.
—No es tan simple.
—Tampoco debe ser tan difícil.
Detiene el auto frente al domicilio de Kieran. Mamá abre los ojos como platos al ver lo que tiene ante sus ojos aunque hay que reconocerle que se abstiene de elaborar algún comentario. Me da un breve abrazo, me desea suerte y se va de vuelta a casa.
Toco el timbre y aguardo pacientemente hasta que una mujer, aparentemente del servicio, me hace pasar. No es la única que viste ese uniforme negro, hay unas cuantas mujeres más trabajando, revoloteando entre los invitados con bandejas llenas de aperitivos o bebidas. Todos van vestidos de gala, con trajes y vestidos muy costosos, algunas joyas y relojes.
Me he quedado inmóvil, contemplando a la gente que tengo delante un tanto agobiada. Mi vestido azul es sencillo, con escote corazón y un cinturón negro a juego con mis zapatos de tacón alto. Muy rara vez uso vestidos largos hasta el suelo ya que los odio, este no va a ser la excepción, solo llega hasta mis rodillas. Al menos vestida así paso desapercibida. Sin embargo, me siento fuera de lugar, no conozco a nadie más que a Kieran y él no está a la vista.
—¡Tessa, querida! Al fin nos volvemos a ver. —La madre de Kieran se posiciona frente a mí y sin previo aviso me da un cálido abrazo —. Estás preciosa.
—Muchas gracias, señ... Natalie —me corrijo.
Ella es la que está hermosa con su vestido blanco y su peinado tan elaborado.
Me dedica una sonrisa llena de cariño.
—Es la verdad. —Toma mis manos con las suyas y les da un leve apretón —. ¿Puedes ir a buscar Kieran? Pronto servirán la comida.
—Claro.
—Creo que vi a tu novio yendo en dirección al patio trasero. —Me indica por donde ir, luego sigue saludando a sus invitados animadamente.
No me quedo mucho tiempo viendo como se aleja, emprendo mi búsqueda casi de inmediato. Sigo el camino que me indicó, esquivando a personas y a las mesas redondas, que se encuentran ubicadas en los extremos del gran salón, dejando en el centro una pista de baile que de seguro usarán más tarde. Esto es tan diferente a la comida familiar que organiza mi familia todos los años. La decoración ostentosa y la vajilla de lujo hacen que este lugar, que ya era impresionante sin todo esto, sea... majestuoso.

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Ayudando al Playboy
Teen FictionTessa (Theresa) Greir, tiene un alto coeficiente intelectual, pero no es la típica nerd. Es sociable, tiene un grupo de amigos y no es una marginada. Kieran Kavinsky, popular, PLAYBOY con mayúscula porque hace lo que sea para llevarse a una chica a...