14. Drink to forget

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AVRIL:

Mi teléfono vibró sobresaltándome y me levanté.

—¿Si? —contesté sin ánimos.

—Hola. ¿Avril? —dijo una voz conocida.

—Sí. ¿Quién es? —dije confundida. No había mirado quién era antes de contestar.

—Liam. —contestó. Oh, sí, le había dado mi teléfono.

—Oh, hola. —dije sin ánimos.

—Hey, suenas peor que antes. —dijo él, y yo suspiré.

—Estoy peor que antes. —dije yo sincera.

—Oh... ¿Qué pasa? —preguntó él.

—Un amigo mío está en el hospital. —dije, y se quedó la línea callada. Pensaba que se había cortado, pero después escuché un suspiro.

—Lo lamento. —dijo él. —¿Quieres que... Mañana esté contigo? Digo... Para que no estés sola. —dijo, y lo agradecí.

—Sí. Gracias. —dije yo sorbiendo mi nariz.

—¿Estás llorando? —yo reí. Ahora que lo pensaba, nunca había llorado por nadie... Sólo cuando algunos de mis seres queridos morían, pero... Por él... Lo conocía de hace unos días y ya era lo más importante de mi vida.

—No. —negué, y él rió.

—Te importa mucho esa persona, ¿verdad? —dijo él, y una lágrima resbaló por mi mejilla.

—Sí. —dije en voz baja.

—¿Dónde estás ahora? —preguntó.

—En el hospital. —dije yo.

—¿Voy contigo ahora?

¿Ahora?

Era muy tarde, así que me sorprendió que dijera eso.

—¿Ahora? Es muy tarde. —dije sorprendida.

—Sí. Se ve que estás mal, y necesitas a alguien que esté contigo. —dijo él. —Voy para allá. —cortó.

Le había dicho que estaba en el hospital, pero no en cuál. ¿Cómo iba a saberlo?

Volví a la sala de espera con Trisha y Yaser y me senté.

—¿Han dicho algo más? —pregunté, y ellos negaron. Yo suspiré y puse los codos sobre mis piernas para sujetarme la cabeza con las manos.

Estuvimos sentados en silencio esperando a que nos dejaran pasar otra vez o nos dijeran algo, hasta que dijeron mi nombre.

—Avril. —alcé la mirada.

—¿Liam? —dije sorprendida.

—Te dije que vendría. —dijo él.

—¿Liam? —dijo Trisha.

¿Se conocían?

—Trisha. —dijo Liam sorprendido. —Yaser.

—¿Os conocéis? —dije yo y Liam asintió con la cabeza. —Liam, ¿cómo me has encontrado? —pregunté yo, y él se sentó a mi lado.

—Me dijiste que estabas en el hospital, así que vine al más cercano de donde te conocí. —dijo él.

—¿Cómo se llama tu amigo? —me preguntó.

—Zayn. Es el hijo de Trisha y Yaser. —respondí.

—¿Zayn? —dijo él sin poder esconder su sorpresa. —¿Él es el chico por el que estabas tan preocupada? —dijo, con tanta sorpresa que me molestó.

—Sí. —dije algo enfadada. —¿Por qué?

—Soy amigo suyo desde que éramos pequeños... Y no... No suele hacer muchos amigos. —dijo él tristemente, y yo me relajé.

—Oh. —fue lo único que pude responder.

—Liam, cuánto tiempo. ¿Qué estás haciendo aquí? —dijo Trisha.
—Hoy conocí a Avril en el parque y nos hicimos amigos. Y bueno... Me contó que estaba mal por un amigo y sólo quise hacerle compañía. —respondió él.

—Bueno, en todo caso... Nos alegramos de verte. —dijo Trisha.

—Gracias por venir, Liam. De verdad, no hacía falta. —dije yo.

—Tranquila, no es nada. —dijo él abrazándome. —Zayn se pondrá bien. —me dijo.

—Eso espero. —susurré.

—¿Familiares de Zayn Malik? —preguntó el mismo doctor que había ido a revisarlo saliendo de la habitación.

—Aquí. —dijeron Trisha y Yaser a la vez.

—Pueden pasar a verlo. Ya he terminado de revisarlo, ha despertado. —dijo, y yo sonreí automáticamente, aliviada.

—¿Está despierto? ¿Está bien? —preguntó Trisha esperanzada.

—Sí, señora. —respondió el doctor.

Una sonrisa apareció en mi rostro y abracé fuertemente a Liam. Me sentía totalmente feliz, como si me hubieran quitado una carga de encima. Como si me hubieran quitado unas cadenas. Libre.

Entramos en la habitación lentamente y nos acercamos a él, que nos miraba con las pocas fuerzas que tenía.

—Cariño. —exclamó Trisha corriendo a abrazarlo.

—Hola, mamá. —dijo débilmente.

—Oh, hijo. ¿Quién te ha hecho esto? —dijo ella llorando, y Yaser la abrazó.

—Hijo, no sabes lo preocupados que nos tenías a todos. —dijo Yaser, y Zayn posó su mirada sobre mí. Yo le sonreí, pero él no hizo lo mismo. Igual estaba demasiado débil.

—¿Quién eres? —dijo mirándome, y todos me miraron. Yo me había quedado sin habla. No podía, me habían quitado la voz de golpe. No me recordaba.

—Cariño, ella es Avril, tu amiga. —dijo Trisha saliendo de los brazos de Yaser. Me agarró débilmente del brazo y me acercó a Zayn.

—¿Qué? —dijo Zayn confundido. —No. Yo no tengo amigos. —dijo él, haciendo que un nudo apareciera en mi garganta.

—Sí, sí los tienes. —y no supe de dónde me salió la voz. —Niall, Harry, Louis... Y yo. —dije intentando no llorar. Intentando creer que esto sólo era una broma. Una mala broma.
—Yo... Lo siento... No te recuerdo. —dijo con pésame, y se me aguaron los ojos. No sabía qué hacer, así que simplemente salí corriendo de ahí. Sin decir nada. Empecé a correr por las calles hasta que pasé por delante de un bar.

Al menos esta vez había traído mi cartera.

Entré y me senté en la barra. El tipo de la barra me miró y se sorprendió.

—¿Cómo una señorita como tú por aquí? —lo ignoré.

—Ponme lo más fuerte que tengas. —dije cortante, y él sonrió. Se dio la vuelta y me rellenó un pequeño vaso de no sé qué.

—Con esto no recordarás ni tu nombre. —dijo él dejándolo en la barra.

—Eso espero. —lo cogí y me lo bebí de un trago. El líquido me ardía al pasar por la garganta. Pero surgía efecto. Empezaba a marearme. —Hey, esto funciona. —dije con una voz rara.

—Sí. Pero dime, ¿por qué bebes? Todo el mundo que viene aquí y pide eso lo hace para olvidar. —dijo él. —Podría escribir un libro con cada uno de los sucesos que me han contado. —dijo mientras limpiaba una copa.

—¿Que por qué bebo? Pues... Porque un amigo ya no me recuerda. ¿Sabes? Y me siento una mierda. —dije, y me reí al final. —La vida es injusta.

—Sí, lo es. Y dime... Ese amigo... ¿Es sólo un amigo?

—Un follamigo. —confesé riendo, y él también rió.

—Hay muchos casos así. ¿Y sabes cómo acaban todos? —preguntó él mirándome, despertando mi curiosidad.

—¿Cómo? —pregunté con una voz ronca.

—Enamorados. —yo empecé a reír.

—Por favor... El amor no existe. —dije tambaleándome sobre el taburete.

—Eso dicen todos. —dijo quitándome el vasito.

—Venga, dame otro de eso. —dije riendo, y él negó.

—Oye, voy a pagarte. —me sujeté a la barra.

—No hace falta. Invita la casa. Pero llama a un taxi y ve a casa. —yo negué.

—Quiero divertirme. —dije riendo.

—No hay chicos de tu edad por aquí. —dijo el hombre de la barra.
—Me da igual. —dije feliz, como si hace a penas unos minutos no hubiera estado como la misma mierda. —Aquí están más maduritos, pero mientras sepan lo que hacen me vale. —negó con la cabeza, divertido.

—Toni, llévala a su casa. —le dijo a un hombre que parecía ser el segurata. Y entonces el sujeto me cargó

—Oye, suéltame. —dije riendo. Todo me daba vueltas.

El hombre me metió en un coche y empezó a conducir.

—¿Dónde me llevas? —pregunté mirando por la ventana. Lo único que veía eran figuras borrosas y oscuridad a parte de la luz de las farolas.

—A tu casa. —respondió él.

—Ni si quiera sabes dónde vivo. —respondí riendo.

—Sí que lo sé, conozco a tus padres. —entonces me callé y no dije nada más.

Llegamos a mi casa y me dejó ahí delante para luego arrancar el coche e irse. Abrí la puerta a duras penas y me tiré en el sofá, ya que estaba demasiado cansada. Entonces me dormí ahí.

BAD Girl | Zayn MalikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora