Albus
Miraba profundamente, tratando de analizar con cuidado la escena que se presentaba ante sus ojos.
- ¡Albus!- escuchó que lo llamaban - ¡Severus!- el grito se tornaba con un suave matiz a desesperación.
Y cuando trató de seguir mirando a aquella pareja que se devoraban a besos, y entender qué divertido puede tener estar con alguien, sintió un fuerte golpe en el lado derecho de su cabeza.
- ¡Mierd...!- trató de gritar mientras volvía a la realidad.
- ¿¿¡Se puede saber qué te pasa!??- le gritó su hermano mientras se acomodaba su gorra, tratando inútilmente de parecer sensual frente a un sinfín de señoritas que se habían reunido a verlos.
¿Y cómo no iba a ser así? Si dos espectaculares Weasley, un Lupin, un Granger, y dos Potter, estaban reunidos en un una losa deportiva practicando baloncesto en pleno aire libre (¡¡¡de infarto!!!). Los equipos estaban divididos en dos; Fred, James y Albus eran la primera división, Teddy, Louis y Hugo, sus rivales.
- ¡Es mejor que se dejen de tonterías y traten de encestar ese balón!- Fred II Weasley, a pesar de sus 21 años, parecía que se había quedado atrapado en el tiempo. Era alto como su padre, tenía los mismos ojos color avellana que su hermana y madre, y el cabello castaño. Su piel morocha lo convertía en todo una delicia a la vista - ¡No ven que Lupin se está llevando los puntos!- agitó las manos de forma desesperada.
- Cállate, Freddy-tragedy- ironizó el pelo turquesa. Que con un hábil movimiento introdujo el balón en la cesta, causando gritos eufóricos de las jovencitas que apreciaban la escena.
- Edward, se supone que somos un equipo- opinó Louis cruzado de brazos. Aún seguía enfadado por el compromiso de su hermana mayor.
- A mí no me importa- se encogió de hombros el joven Granger- con tal de que los perdedores cumplan el trato y compren la comida.
Albus miró con rencor a sus familiares. No tenía las ganas suficientes para seguir con ese tonto juego y el dolor de cabeza se hacía más fuerte.
- Sigan ustedes, yo me voy a sentar- se volteó sin esperar una respuesta.
- ¡Hugo, Louis!- les tiró el balón el mayor de la prole - sigan ustedes.
Él no se encontraba del todo bien, últimamente sentía que algo le faltaba en su vida. A decir verdad, desde que Scorpius le había comentado lo bien que se pasaba con su prima y andaba más tiempo con ella, sus ánimos habían decaído. ¿Pero qué sería de él si su mejor amigo ya no se encontraba a su lado? Toda su estancia en Hogwarts lo habían pasado juntos defendiéndose el uno al otro, y ahora entre ellos aparecía una pelirroja.
Tampoco iba a impedir que su amigo sea feliz, pero el sentimiento de que se iba a quedar solo permanecía ahí. Solo... aunque trate de negarlo era ese sentimiento lo que le aterraba. Empezaría sus clases como auror, y planeaba que esa aventura tendría de lado a su amigo platinado... ¿pero después qué sería de él?, llegaría un punto donde ambos tomarían sus rumbos. ¿Y qué de bueno tiene una pareja? Él tenía en claro que personas estando ya casadas les albergaba dicho sentimiento.
Soledad...Soltó un suspiro mientras se sentaba a un lado de la losa.
- ¿Puedo?- le preguntó Teddy, refiriéndose al asiento de lado.
- Ya qué- soltó de mala gana.
- Vamos amigo, no merezco tu furia- levantó sus manos a la defensiva.
- ¿Qué quieres Lupin?- le molestaba qué, Teddy al igual que Victoire, por ser los mayores creían tener la responsabilidad de ayudar a todos. ¡Qué bonito!, seguro que se van al cielo con sus buenas obras.

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15 pasos para conseguir una esposa (al estilo del ESCORPIÓN)
Lãng mạnScorpius Malfoy lleva enamorado de la prima de su amigo por casi 7 años. Tras un pequeño incidente consigue una revista muggle y se deja llevar por los consejos de esta. ¿Podrá el joven hurón albino conseguir sus propósitos? Es un Malfoy, no...