Mi pequeño hurón

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Scorpius

Entre libros, preguntas, repasos y "no entiendo qué dice aquí", pasaron toda la primera semana de estudios. Nada emocionante había sucedido, hubo días en las cuales James no podía huir por que un miembro de la familia se encontraba presente.

Desde las dos hasta las seis, no se discutía nada más que el temario para el examen de ingreso. Ambos intentaban, realmente lo hacían, que Albus se encontrara en el mismo ritmo, pero el azabache parecía que la información le entraba por cucharitas.

- ¿Scorpius?- ante él, sentado en un cómodo sillón de cuero negro (que le recordaba mucho a los que habían en la sala común de Slytherin). Se encontraba su padre, leyendo un librillo de tapa marrón.

- Padre...- contestó mientras ordenaba algunos libros de un estante de los tantos que reposaban en la biblioteca de la mansión.

- ¿Necesitas ayuda? - dijo mientras dejaba el librillo en una mesita de roble.

- No es necesario- desde que salió de vacaciones, pasaba todas las mañanas acomodando esa habitación. Del mismo modo, que podía observar si algunos de los libros le era útil para sus sesiones de estudio.

Su padre permaneció callado por un momento, luego soltó una pequeña tos para aclararse la garganta - Scorpius, hace unos días quería conversar contigo....

El muchacho ni se inmutó, siguió con sus deberes - papá, si ya tuvimos una charla al comienzo de la semana.

- ¿Acaso no puedo conversar seguido con mi hijo? - se acercó - Hyperion, prometiste confiar en mí- puso una mano en su hombro.

El pelirrubio menor soltó un suspiro - vale - se encogió de hombros. Tras ver el ceño fruncido de su progenitor agregó- Esta bien, padre.

- ¿Cómo estás? - agregó mientras revisaba un cuadernillo.

- Bien - volvió a encogerse de hombros.

- No me refiero a eso - le lanzó una mirada la cual el muchacho ignoró -creo que contigo debo ser directo. ¿Cómo van las cosas con la joven Granger?

¿Acaso su papá no tenía otros asuntos que tratar? Era muy incómodo tener que contarle directamente esas cosas...

- Bueno... creo que bien - pasó una mano por su cabello alborotándolo. (A alguien se le ha pegado esa manía en las vacaciones...)

- ¿Solo bien? - se cruzó de brazos - ¿entonces ya es tu novia?- a Scorpius no le pasó inadvertido que a su papá no le era tan fácil considerar a Rose como su novia.

- No, aún no - se sentó en una silla para descansar un poco.

- ¿Y cómo es estar bien, entonces? -su padre se paró enfrente de él, cerrándole el paso a la huida.

- Le pedí algunas citas, papá - bajó la mirada - dice que no me conoce y, si todo resulta bien, oficializamos.

- ¿Algunas citas? - fingió leer otro libro para no mostrar lo ansioso que se encontraba para obtener información.

- Siete sábados, papá - jugaba con su dedos.

- ¿A la mini- Granger no le parece necesario que hayan estudiado juntos siete años para que ahora quiera salir siete sábados más? - escuchó la ironía en su voz.

- Yo le ofrecí los siete sábados - ¿habrá sido acaso un error?

Su papá soltó un largo suspiro - ¿quieres que te ayude a preparar todo?

- ¡No!- contestó veloz. Su padre no era nada bueno en el romanticismo - digo, yo ya tengo todo preparado. Si quiero que ella me conozca y que le guste en solo siete oportunidades, nada mejor que yo solo lo prepare - le regaló una sonrisa de disculpa.

15 pasos para conseguir una esposa (al estilo del ESCORPIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora