AMIGOS

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Scorpius
¿Alguna vez han sentido que no pueden controlar sus pensamientos? ¿Aunque se obliguen a rememorar otras cosas, siempre vuelven a lo mismo?
Si es sincero, no es que digamos que no quisiera pensar en ello... Pero estaba inseguro de sus acciones, y quería tener la cabeza fría para concentrarse en el siguiente paso que dar.
¿Ser o no ser? Ahí el dilema. ¿Estaba mal lo que hacía? ¿Acaso apresuraba las cosas?
Acomodó las almohadas para poder mirar al techo, un candelabro de plata colgaba de este, ¿desde cuándo tenía esos objetos en su alcoba?
Toc. Toc.
No le dio importancia, quizás esa reliquia estuvo siempre ahí y solo ahora la notaba. Aunque, tampoco se le puede culpar, con las justas pasa algunos meses en casa y...
Toc. Toc.
¿En qué pensaba? Ah. Sí.
Aquella cita había sido maravillosa, estaba orgulloso del avance, pero el temor de no hacer las cosas bien tampoco era una buena compañera. ¿Y qué tal si Rose se arrepiente de corresponderle el beso? ¿O piensa que no ha sido capaz de respetarla rompiendo los límites establecidos? ¿Qué tal si no le gustó como besaba?
Toc. Toc.
Posó su vista otra vez en el candelabro. ¿Por qué no podían alumbrarse con eso que usaban en la casa de su amigo Potter? Con eso... Eso...
Toc. Toc.
Eso... Eso mágico que con un toque ilumina toda la habitación. Eso con lo que puede ver la telivision y cargar sus celulares. Y ya que está pensando en ello... ¿Existirán hechizos que lo ayuden con su celular? ¿Qué chiste tiene tener uno y no poder darle vida? O mejor aún, ¿por qué no lleva consigo esa pitita que alimenta al objeto? Por qué...
- ¿Por qué? - susurró para sí mismo.
-¡¿POR QUÉ MIERDA NO ABRES LA PUERTA MALFOY?! - un azabache enfadado seguido de un tembleque elfo entraron a su sagrada alcoba.

Se paró de la cama de un salto. Luego...
Pestañeó dos veces incrédulo.

-¿Cómo...? ¿Tú...? -
- Disculpe, joven amo, pero el señorito no ha querido esperar... -
Potter levantó su mano para callar al enclenque ser. Soltó un suspiro, que demostraba lo que le costaba controlarse antes de poder hablar.
- No contestas mis cartas-recitó, mientras se tocaba el pecho - tienes el móvil apagado, te las pasas ignorándome en las clases, solo sales con mi prima- bajó la vista y el tono de voz - me pierdes, Malfoy-

El elfo miraba la escena extrañado. El rubio volvió a parpadear dos veces.
-¿Albus? -
-¿No tienes nada qué decir a tu favor?
-Al... -.
- Si vuelves a repetir mi nombre, juro por los sagradas ranas de chocolate que le cuento a Rose que fuiste al baile de navidad junto a Polly-.

Scorpius palideció al instante.
-Yo... Digo... Solo me encontraba confundido de tenerte en mi casa-
-¿Casa? ¿A esto le llamas casa? ¡Vives en una mansión! - lo señaló - y nunca me habías invitado a venir. Vuelvo a repetir, me pierdes-

- No seas exagerado- le restó importancia.
- Yo nunca exagero- se llevó una mano al cabello, típico gesto melodramático.

El rubio quiso reírse de su amigo, pero luego de la amenaza el azabache...

 Albus no era un mal amigo, es más, era el mejor pero, también era un Slytherin y por ende sabría cómo ahora usar sus cartas. Y no es que tenía mucho que esconderle a Rose, huyó prácticamente de la fiesta de navidad, pero tenía el leve presentimiento que la pelirroja ya no se llevaba tan bien con la castaña.

- Joven amo... - el elfo se encontraba avergonzado por haber interrumpido a su señor, pero el señorito Potter no se había quedado quieto en el salón...
- Gracias por todo Tofy, puedes retirarte- le regaló una sonrisa al pequeño ser, logrando que este se tranquilizará un poco.

-Con su permiso--se inclinó hasta rozar el piso, para luego desaparecer.

- ¿Quieres algo de beber? - se dirigió a su amigo.

- Pensé que nunca lo preguntarías-

-Espérame unos minutos - se calzó los zapatos.

-Pero... ¿No llamarás a algunos de tus elfos-

15 pasos para conseguir una esposa (al estilo del ESCORPIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora