Gran juego

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Rose

La adrenalina era dueña del lugar, su casa festejaba adelantando su victoria. Los últimos días habían sido tranquilos, entre las prácticas de quidditch y el estudio en la biblioteca se fue de la mano su tiempo.

Tenía un gran peso en sus hombros, casi una tradición sagrada que estaba en sus manos que continuara. Desde hace 7 años, la casa de los leones no había perdido la oportunidad de ser los flamantes dueños del trofeo; James había realizado un excelente trabajo, y ella continuó su labor. Hoy no debía ser la excepción.

Por todos lados podía ver a los jóvenes vestidos con los colores de su casa, uno más animados que otros. Los Ravenclaw se mantenían fieles brindándoles su apoyo, los tejones también los hacían; a pesar de que, Albus y Scor sean populares entre la población femenina, no se dejaba de lado el estereotipo de "GRYFFINDOR buenos y SLYTHERIN los malos". Bufó por lo absurdo que le parecía (y pensar que años anteriores abrazaba dicho lema)

No quería desayunar, estas fechas la ponían muy nerviosa pero era muy buena en fingir lo contrario. Mejor era acercarse al campo, debía confiar en su equipo, eran muy buenos y este sería su segundo partido del año; el simple hecho de ser contra las serpientes era tan estresante, pensaba una y otra vez. En el lugar, estaba ya su equipo reunido esperándola, les brindó una cálida sonrisa que devolvieron sin chistar.

- No puedo hacerlo Rose – volteó velozmente para encarar a su hermano.

- ¿Qué?!!- empezó a perder la calma, no podía hacerlo esto ahora.

- Rose, ya te dije, no puedo jugar – volvió a insistir el joven.

- Hugo, no puedes hacer esto, estamos a minutos que comience el partido – suplicaba en voz baja la pelirroja, era mejor no alterar el equipo.

- No lo entiendes, no podré hacerlo – se le notaba desanimado y asustado.

- Claro que puedes – trataba de animarlo, pero empezaba a perder los estribos – no es tu primer partido, lo has hecho excelente contra Hufflepuff, no me hagas esto.

Su hermano este año, tras la constante insistencia de Lily, había decidido aventurarse al Quidditch. Tenía un talento innato en el deporte, digno Weasley, y consiguió el puesto de golpeador. Durante las pruebas y el partido contra la casa de los tejones, se encontraba muy confiado y relajado, era sorprendente para ella la actitud que ahora tomaba.

- ¡YA BASTA, NO LO HARÉ! – gritó el castaño, todos del equipo les prestaron atención.

- ¿Por qué? – solo atinó a decir en voz baja.

El muchacho miró un segundo a los ojos a su hermana, después bajo la mirada y exclamó lo más rápido que pudo – heperdidolapulseraquemeregalópapá- sus cachetes se tornaron escarlata.

- ¿Qué? – no le entendió nada.

- Perdí la pulsera que me regaló papá – sus ojos se llenaron de lágrimas. A la muchacha le recordaba cuando ambos eran pequeños, el menor realizaba una travesura y era atrapado por su madre en pleno acto.

- ¿La que te dio en vacaciones? – pero qué tiene que ver esa fea pulsera en esto (era negra con puntos rojos y calaveras, realmente horrenda).

Soltó un bufido – esa pulsera era de la suerte Rosie, mamá lo hechizó para que yo pudiera jugar bien el quidditch – sonaba sincero – si yo no la uso, seré el hazme reír jugando.

Bien, dudaba que su madre hiciera eso, pero conocía la falta de confianza que podía tener Hugo en sí mismo, apostaba que su hermano era capaz de no jugar si se encaprichaba.

15 pasos para conseguir una esposa (al estilo del ESCORPIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora