Destino

666 30 6
                                    

Lucius

¡Lo odiaba tanto! Realmente despreciaba, aborrecía y detestaba a toda esa gentuza del Ministerio. ¿Tener que viajar días seguidos para reportar sus andanzas a toda una Audiencia? ¿Exponer cada trivialidad e incidente que le ocurría? ¿Tanto miedo le daban que coja su varita y reclute a todos los segregados sociales a una guerra? ¿Acaso no quedó claro que tenía un giratiempo en sus manos y nunca lo uso para revivir al Señor Tenebroso? ¿Qué más lealtad que ello...?

- Pronto llegaremos a casa, querido- susurró Narcissa de manera que solo ella lograba tranquilizarlo.

Desvió su mirada a la mujer que tenía de su brazo. Bella, Narcissa Malfoy a pesar del paso del tiempo, y a sus 69 años, era el ser más sublime y exquisito. Desde que la conoció en Hogwarts no pensó en nada más que hacerla suya, era la indicada, la única que podía encontrarse a su altura.

No importó que se apellidara Black, ni el desprestigio de su familia, las malas andanzas de su primo Sirius, ni la traición de la repugnante de Andrómeda a los principios familiares. Él dejó claro que su decisión estaba tomada, y a los pocos meses, su matrimonio consensuado.

- Hubiera preferido un viaje menos largo, mi dulce Cissy- tomó la mano enguantada de la mujer, para luego darle un delicado beso.

- No quería incomodarte, querido, pero siempre me ha parecido una magnífica idea despejar la mente con una larga caminata-

- ¿Por Londres muggle?- su típico gesto de desprecio.

- Créeme, querido mío, que acá somos libres de todo tipo de atadura. Tenemos aquella tranquilidad que desde tiempo no hemos osado disfrutar. Solo somos tú y yo. Amore-

La mirada de desolación por parte de la mujer no fue desapercibida. ¿Qué podía agregar a ello? ¿Disculparse de nuevo? Si él solo seguía lo que le enseñaron que era lo correcto, todo lo hacía por su familia, y sabía también el momento correcto de dar un paso al costado cuando todo se salía de control. No se volvería a disculpar, pues no del todo se arrepentía. Algunos habían nacido para dominar y otros, para ser dominados. Unos nacía con habilidades y pureza de sangre, otros.... solo inmundas sangres sucias. O en el peor de los casos, squibs. 

- Bueno... Ya que estamos por acá... Existe un lugar que me gustaría visitar... - sugirió la mujer de manera sutil.

- ¿Qué?! -

- Oh, querido - apresuró la marcha - es muy probable que podamos visitarlo antes que comience a oscurecer -

- Pero Cissy, ¿qué lugar es aquél que llama tu atención?-

- Sólo es un pequeño mercadillo-

-¿Es mágico? ¿Verdad?- cuestionó temeroso - podríamos solo aparecernos-

Narcissa no detuvo su marcha. Se mordió el labio antes de contestar - No. No lo es-

Al doblar una esquina, ante sus ojos se mostraba un largo callejón con puestos de diversos potajes de todos lados del mundo.

- Así que esto es... - susurró la mujer.

- ¿Qué es esto Narcissa? ¿Dónde te enteraste de su existencia? -

- Solo pensaba... - la mujer analizaba todo a su alrededor, hasta el menor detalle - y recordé un lugar que me recomendó Astoria-

- ¡Esa inútil! ¡Solo esta porquería se puede esperar de ella! ¡Gracias a Merlín que ya se encuentra muerta y no seguirá estorbando a esta fami... - No pudo completar la frase.
Una imagen un tanto impactante se desarrollaba ante su vista. Sintió un pequeño mareo, y antes de poder detener el colapso, los recuerdos volvieron a él.

15 pasos para conseguir una esposa (al estilo del ESCORPIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora