Capítulo 9.

12 2 0
                                    

           Con el completo Ministerio de magia desierto de ciudadanos; en el edificio principal solo algunos pocos vigilantes se habían quedado allí, ahora la plantilla de al menos doscientos Aurores estaban concentrados en su fortín.

En la segunda planta del edificio del cuerpo de seguridad, en una de las paredes de mas al fondo, lo que pareciera ser un simple tabique que delimitaba algunos laboratorios y despachos, aquella era una falsa pared que, realizando un conjuro que la protegía, desaparecía y descubría el arsenal de aquel destacamento mágico.

Aquella nueva sala era enorme y muy bien iluminada. En principio, separados en varios pasillos por unas estanterías de dos metros de altura, cada estantería tenía un espacio personal en el que lo encabezaba el nombre del Auror al que perteneciese aquel espacio privado. Eran seis pasillos, pero en los dos que estaban a los bordes no tenían taquillas, solo los interiores y cada cual estaba llena de uniformes de combate, de diferentes clases, cada uno muy específico.

En el pasillo de más a la derecha, sin llegar a ser el del borde, estaban los del equipo de Avanzadilla, que tenían un elegante y anatómico uniforme completo, que le cubría hasta la cabeza, llevaban poco equipamiento externo al uniforme. Tenían la peculiaridad de poder volverse invisibles a los ojos del enemigo. Este grupo era el encargado de cualquier misión encubierta y ataques sorpresa, eran rápidos, discretos, sigilosos y podían entrar y salir de un espacio enemigo en un abrir y cerrar de ojos.

A su lado estaban el pasillo del equipo de Apoyo, que tenían otro uniforme diferente pero siempre en los mismos tonos de colores, llevaban varias bandoleras haciendo una x en el pecho, estas estaban llenas de todo tipo de pociones. Llevaban la cabeza al descubierto y su uniforme era holgado. Su función era la de quedarse a la retaguardia, ofrecer apoyo táctico al grupo y proteger al comando con toda clase de hechizos, pociones y conjuros defensivos.

El tercer pasillo de los interiores era el destacamento del comando de Asalto, especialistas en toda clase de hechizos ofensivos de gran potencia. Por donde solían pasar arrasaban con todo, su uniforme de batalla era ajustado pero bastante grueso, estaba preparado para soportar alguna clase de hechizos, pues eran los que más próximos estaban a los enemigos y los más vulnerables a sus ataques. Su misión era el combate en pleno campo, por lo general iban delante de los de Apoyo, pues eran los que más ayuda necesitarían.

Como cuarto destacamento eran los Especialistas, eran una clase de francotiradores especializados en ataques aéreos, solían ir en escobas y eran los encargados de atacar a distancia e irse acercando a los enemigos de forma paulatina hasta cercarlos por completo. Su uniforme era muy elástico, pues solían realizar piruetas evasivas y ofensivas a la hora de las misiones.

A pesar de haber multitud de equipo, no solo había atuendos allí dentro, en los pasillos que bordeaban aquella nueva sala también había veloces escobas, por si algún día tuvieran que utilizarla toda la plantilla. De las más variopintas pociones, diferentes tipos de objetos mágicos y multitud de cosas más que podrían usarse en cualquier cometido. Era un autentico arsenal.

Por supuesto que no toda la plantilla se preparaba para equiparse para el combate, no todos habían sido contratados para luchar, aparte de los doscientos combatientes también estaba el personal que solían llamar el Equipo Táctico, que no intervenía en combate pero si diseñaba las estrategias y solo estaba encargado de las investigaciones.

Había un gran revuelo, hacía ya mucho que no se reunía el cuerpo entero para conjuntar una única operación, pero su comandante los organizaba bastante bien. El fue el primero en llegar al arsenal y abriéndolo se preparaba para coordinar a su gente.

— ¡Compañeros, vamos allá! —Dando una palmada le hablaba a la plantilla—. ¡Avanzadilla! —al decir aquello los que formaban parte de aquella sección le miraron concentrados—. Tenéis sesenta segundos para equiparos y pillar todo lo que os sea necesario.

Las Cinco Varitas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora