Capítulo 42.

114 1 0
                                    

Acto Final: Todo o Nada. (Segunda Parte)

La tensión en el interior del castillo aumentaba por segundos, los que contendrían la invasión estaban repartidos entre los puntos más estratégicos y los de fácil acceso. Muchos de los que se encontraban cerca de una ventana o mirador se asomaban, aunque fuera ligeramente, a cotillear porque estaban tardando en iniciar su ofensiva; pero era un acto inútil pues nada se podía divisar de la oscuridad.

Fuera de las lindes del propio castillo todo era sombras tenebrosas y los enemigos estaban dentro de ella, esperando por alguna razón. La última vez que llegaron a divisarlos estaban posicionados al otro extremo del despeñadero, que rodeaba parte del colegio, pero ahora no sabían que podrían estar haciendo.

La cara del edificio más "a salvo", la del ala este, al dar al lago negro también estaba resguardada pues, los magos oscuros, podrían tratar de aparecerse por allí. Aunque la mayor concentración de fuerzas estaban repartidas en los accesos más probables, el ala oeste y todos los patios. Era preciso tener cubiertas las dos entradas desde las que se podría acceder caminando desde el exterior: El patio principal, que conectaba el vestíbulo con el puente sobre los acantilados, y la entrada del Puente Cubierto. Por otro lado también tenían que custodiar el acceso de los embarcaderos pues se podría acceder por allí también.

Ninguno de los dos bandos hacía nada y todo permanecía en una extraña calma. En aquel patio anexo al hall de entrada, cubiertos y esperando la llegada enemiga, Harry Potter y los suyos aguardaban compartiendo una misma inquietud: ¿Qué estaban esperando los enemigos?

Ronald también estaba en aquella ubicación, aun arriesgándose mucho, salió de la columna en la que estaba cubierto y se posicionó en el centro de aquel lugar tan descubierto. Algo le había hecho salir y colocarse mirando hacia la oscuridad que los envolvía. Aunque los demás le dijeran que volviera a cubierto, este no se movía del centro y miraba un rato la oscuridad para luego fijarse en la fachada del edificio.

Por poco que pudiera ver notó como algunos combatientes, sin pretenderlo, se asomaban desde sus posiciones a mirar la oscuridad y volvió a mirar las temibles sombras del exterior. Otra vez repitió la misma acción, pero desde otro ángulo y su expresión se preocupaba por segundos.

Tanto él como Harry sabían que aquello era una maniobra de intimidación. Las fuerzas del brujo eran muy superiores, si a eso le sumábamos la oscuridad y la paciencia de los magos en lanzarse a la ofensiva, era una mina revienta moral para los suyos. Pero aquella tenuidad ocultaba algo más.

En unos minutos, Ronald sufrió un repentino presentimiento de que aquello era algo más que una intimidación. Miraba a la oscuridad y luego a la fachada del edificio con cada vez más frecuencia, tanto así que su compañero comenzó a llegar a su posible conclusión. Sin pensarlo un segundo lanzó un colosal "Lumox Máxima" hacia el exterior, que no llegó a diluir la espesa oscuridad pero si logró divisar algo aterrador.

Todos los enemigos se habían convertido en energías vaporosas y volaban, en una espeluznante formación, alrededor del perímetro de la escuela, de toda ella. Desde las inmediaciones del bosque prohibido, como las que daban al lago negro, todo había sido rodeado por aquellos magos gaseosos.

— ¡Harry! —gritó corriendo en busca de refugio y se puso en máxima alerta.

— ¡Lo sé Ron! ¡Nos están marcando como objetivos! —gritaba mientras se quitaba de una hipotética línea de disparos provenientes del exterior—. Resguardaros, no os pongáis a tiro.

Quiso dar una orden general, a todos los del castillo, cuando una ráfaga de disparos provenientes del exterior surgió de repente, sorprendiéndolos por su increíble velocidad. William había lanzado un ataque preventivo hacia quienes tenía fijado a simple vista, desde el perímetro del castillo donde su dominio tenía efecto sobre sus marcados. Todo aquel que se había asomado en algún momento, a divisar la oscuridad, había delatado su posición al enemigo, que observaba en las sombras y ahora lo habían neutralizado con un conjuro aturdidor e inmovilizador, tan potente, que no se sabía cómo deshacerlo.

Las Cinco Varitas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora