Capítulo 13.

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          Amanece en el colegio Hogwarts y con los acontecimientos ocurridos el día anterior, fueron muchos los alumnos que no pasaron muy buena noche. El día, en aquella parte del país, se intuía que había amanecido por la triste claridad que había en el ambiente. Un mar de espesas nubes cubría el cielo y llovía muy fuerte, pero aun estando en un mes propio del verano las temperaturas eran aun agradables.

En los alrededores del colegio, desde muy temprano estaban fumigando el Bosque Prohibido, bajo su manto de copas verdes y a pesar de la lluvia, se podía intuir que estaban trabajando en erradicar la plaga que lo estaba azotando.

Aun faltaba un buen rato para que llegara la hora generalizada de ponerse en pie y en el cuarto de los alumnos varones de primer año de la casa de Gryffindor, solo uno de ellos ya se había levantado de la cama. Scorpius, que pareciera tener por costumbre ponerse en pie a aquellas horas, dedicaba un momento de su tiempo a hacer su cama dejándola perfecta y sin una arruga.

Siguiendo con sus manías, en completo silencio para no molestar a sus compañeros, abría las puertas de su armario personal donde guardaba toda su ropa, y tan solo abriendo aquellas puertas, en lugar de un armario parecía un cuadro. Todo estaba colocado al milímetro, camisas, pantalones, túnicas, bufandas, etc..., todo planchado y ordenado a la perfección.

Tras asearse se vestía y listo para el comienzo del curso, como había hecho el día anterior, salía del cuarto para bajar a la sala común con la intención de ponerse a estudiar un poco sin molestar a nadie, pero aquel espacio no estaba vacío, alguien había madrugado más que él y ahora estaba sentada en uno de los sillones.

Rose Weasley estaba en aquella sala y tenía un libro en sus manos. Al ver la cara de su compañero al darse cuenta de que le había adelantado a la hora de ponerse en pie, le pareció justo el tremendo madrugón que se había metido solo para anticipársele. Pero poco le duró la alegría, pues el rubio reaccionó con indiferencia y lo único que hizo fue sentarse cómodo, en un sillón unipersonal que daba justo enfrente a la jovencita y sacaba un libro.

Ambos leían a su ritmo, pero la situación tornó a competición, pues si Scorpius pasaba las páginas en señal de que la había terminado, Rose lo hacía a su vez, convirtiendo aquella agradable mañana de lectura en una competición por ver quién leía más rápido. Todo eso en silencio y sin contacto visual directo, en la sala no se escuchaba nada más que el sonido ambiente y las páginas pasando. El sonido de las llamas de la chimenea encendidas y el de la lluvia caer en el exterior era lo único que se podría percibir si no estuvieran aquellos dos chicos allí pasando páginas.

El tiempo no se detenía y los demás alumnos, los más madrugadores sin contar con ellos, comenzaban a levantarse. La hora del desayuno no estaba lejos y era el momento de comenzar la actividad. Los compañeros de la casa se ponían en pie y cada uno, siguiendo sus propias costumbres, se reactivaba a su manera.

Al notar tanta actividad en la Torre de Gryffindor, el joven Malfoy salió de esta antes de que otros llegaran al espacio común. En el caso de la pelirroja, le miraba preguntándose hacia donde iba y si era para ir en busca de un lugar donde estudiar, no le iba a consentir que lo hiciera solo él y le siguió.

Siguiendo sus pasos, a suficiente distancia para no ser descubierta, bajaba por las escaleras y tomaban dirección a la Biblioteca, cuando lo vio entrar dentro se quedó a las puertas de esta y una indignación se le dibujó en la cara. No podía creerse que ese rubiales tuviera la intención de convertirse en el primero de la clase, no se lo iba a permitir bajo ningún concepto.

La biblioteca del colegio solo cerraba unas pocas horas al día y solo los primeros días del curso, a medida que más alumnos la necesitaran, más horas permanecería abierta hasta estar disponible toda la noche si hiciera falta. A las cuatro de la mañana la Madame Irma Pince ya estaba metida en sus labores de bibliotecaria y desde esa hora tenía disponible aquel espacio.

Las Cinco Varitas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora