Capítulo 28.

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En el hospital mágico, donde se atendía a Harry Potter, lo estaban tratando para que se recuperase cuanto antes de las múltiples heridas y contusiones que sufría. Estaba en muy mal estado después de su encuentro con la bruja, encuentro que nadie supo, ni sabía, que había ocurrido en las profundidades del Banco de Gringotts. Aunque para la opinión pública todos daban por hecho que la había derrotado él.

Cuando lograron estabilizar sus constantes, fue trasladado a una habitación donde pudo reposar aunque él no quisiera. No tenía un segundo que perder pues el peligro no había acabado, más bien estaba no muy lejos de que empezara el verdadero peligro. Desoyendo los consejos de los enfermeros se quiso poner en pie pero casi no pudo sostenerse y tuvo que ser sujetado por George y Teddy, que lo volvieron a colocar en la cama. Aun tenía que esperar a que hicieran efecto las pociones curativas que le habían suministrado para que sanase cuanto antes.

Multitud de periodistas se agolpaban fuera del centro hospitalario oculto a los ojos de los muggles. Trataban de colarse como fuera a hacer algunas preguntas al comandante, la prensa estaba como loca por saber cómo había logrado derrotar a Tiffany Tuner. Los Aurores que escoltaban a Harry impedían el paso a los reporteros y los devolvían al exterior.

No solo periodistas habían acudido hasta el centro donde reposaba, también lo habían hecho multitud de personas mágicas que venían a una vigilia de apoyo para que mejorase pronto. Aunque la tormenta hacía tan solo hora y media que había acabado, la noticia corrió como la pólvora y la gente acudía con ramos de flores y velas.

En lo referente a la prensa, tanto nacional como la internacional, los que hasta la edición de la mañana estaban poniendo a Harry a la altura del betún, ahora se habían tenido que tragar sus palabras pues los ciudadanos, sus principales clientes, estaban tan agradecidos al Auror que no era conveniente seguir envenenándolos en su contra.

Por otro lado, en lo referente al que lo acusaban de ser un mal padre, lo que se habían encontrado en la estación, sin un solo testimonio que alimentara la demonización de James Sirius Potter y para colmo en todas las imágenes que habían sacado estaba el implicado con la víctima como si fueran grandes amigos. Ni había testigos, ni imágenes con las que alimentar más el asunto sin tener en cuenta las declaraciones del cuerpo del profesorado que, cumpliendo con su obligación, explicaron con todo lujo de detalles a la prensa lo que había ocurrido y la decisión de no expulsar a los alumnos fue por la seguridad de los jovencitos.

No había de donde sacar más mierda mediática y tampoco era conveniente inventarla pues, como sabían que los alumnos hablarían con sus padres del suceso, si trataban de manipular a la opinión pública esta, que conocía la verdad, se volvería en su contra y quedarían desacreditados.

Lo que antes era una pésima actuación, rozando lo delictivo, del cuerpo de profesores del colegio Hogwarts, ahora se había trasformado en una ejemplar actuación para corregir un mal comportamiento por parte de un alumno preadolescente que se había rodeado de muy malas compañías. Como toda historia debía tener un villano, los ex amigos de James se convirtieron en los malos de la película de golpe y si, la prensa, presionaba lo suficiente en su contra lograría que los expulsaran de la escuela. Aunque tratasen de conseguir las cabezas de esos alumnos, como premio de consolación, tendrían en contra a los profesores del colegio que no pensaban consentirlo.

En la habitación de Harry Potter, allí acudió su mujer a toda prisa después de dejar a los pequeños en la seguridad de la Madriguera. Ginny, sentándose en la cama, miraba muy tierna a su marido con lágrimas en los ojos dando gracias de que no hubiera muerto en el enfrentamiento con la bruja. El agente, desoyendo los consejos de enfermeros y familiares que estaban por allí, trató de ponerse en pie con el mismo resultado que la última vez.

Las Cinco Varitas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora