Capítulo 46

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Cuando subimos a mi cuarto, Alanna me puso al día de todo lo que pasó mientras no estuve.

También me contó que conoció un chico que le gustaba mucho, pero que tuvo que dejarlo en el viaje que hizo para acá. Mientras que sobre Ramiro y la chica que resulta que es su "Amiga con derecho" según Alanna me estuvo contando, ellos no tienen nada serio, simplemente tienen algo asi como, una relación libre. A mi nunca me ha parecido eso buena idea, sé que esos dos van a terminar juntos, algo me lo dice porque ellos están jugando con amor, solamente tienen sexo y eso no es suficiente, por eso sé que se enamorarán.

Puse a Alanna al día de todo lo mío con Erick, que en realidad no sé que es, porque no entiendo a qué el está jugando. Ella me aconsejó que la próxima vez que intente besarme lo rechace o trate de evitarlo, sé que eso no será fácil, pero tengo que impedir otro acercamiento entre Erick y yo. Además el se cree que nadie puede rechazarlo, que el hecho de que sea famoso todas las chicas tienen que babear por él, el solo piensa en el mismo, es un egocéntrico y yo tengo que mostrarle que el mundo no gira alrededor de él.

Después de una larga charla con Alanna me encuentro en mi cuarto eligiendo lo que me voy a poner para ésta noche.

Después de medirme como 8 vestidos, me decidí por uno.

Mientras que Alanna optó por un top negro y una falda tres dedos arriba de la rodilla roja.

Me hizo una coleta alta recogiendo todo mi pelo sin dejar ni un pelo fuera y ella se dejó el pelo lacio suelto. Me maquilló con delineados y un labial rosa clarito.

—Te espero abajo, Mar. —Dijo cerrando la puerta detrás de ella, dejándome sola.

Me miré al espejo y me sentí bonita, no es muy mío sentirme asi, digamos.

Hay días que te sientes preciosa y hay días que no. Y yo no soy el tipo de chica hermosa y con un gran cuerpo ni el rostro perfecto, me ha costado mucho la verdad amarme y estoy en ese proceso, aún con estas patitas de gallina y este culo de tabla, y ni hablar de mis limoncitos. Estoy aprendiendo a amarme, porque si no lo hago yo, nadie más lo va a hacer, ni podré amar a alguien más.

—Eres bonita, Marianella. —Susurré para mi misma mirándome al espejo.

—De eso no hay dudas, eres preciosa. —Escuché una voz masculina detrás de mi y cuando volteé me encontré a Ramiro.

—Tonto, que hacías ahí ? —Dije un poco desconcertada por su presencia.

—Digamos que pasé a ver si mi mejor amiga estaba lista, y me la encontré un poco insegura antes de salir, y no pude evitar decirle que es preciosa. —Me dedicó una sonrisa. Yo automáticamente sonreí cuando el me dijo eso, siempre ha sido tan dulce conmigo.

—Gracias, Ramiro, te quiero. —Agregue abrazándolo e inmediatamente me acerque a él su aroma de labanda chocó con mi nariz.

—Hueles muy bien. —No pude evitar decirlo y el sonrió.

—Gracias, usted también huele muy bien señorita. —Me tomó de la mano y me hizo dar una vuelta. Y en ese momento llegó Tamara.

Puedo jurar que cuando me vio sonriendole y abrazándolo le dieron ganas de asesinarme, es imposible no entender a las psicópatas celosas cuando eres una de ellas.

—Perdón si interrumpo, pero es que Christopher te está buscando, Mar. —Dijo con su mirada en el suelo y luego los dirigió hacia mi y pude ver la incomodidad en sus ojos.

—No has interrumpido nada, Tamara. —Dije tratando de hacerla sentir menos incómoda.

***

Cuando bajé las escaleras, me encontré con una escena muy fácil de comprender.

¿Un Famoso Se Podría Enamorar De Su Fan ? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora