Capítulo 57

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El estaba ahí.

Estaba de pie con sus manos dentro de sus bolsillos. Llevaba unos jeans negros y una camiseta negra, sus ojos resaltaban al colarse un poco la luz de la luna por la ventana.

Yo me quedé quieta observando cada movimiento que el hacía, la verdad no encontraba que hacer. Estaba nerviosa y el lo notó, una sonrisa se escapó de sus labios.

—Hola, Marianella. —Me dijo mirándome con diversión.

¿Que le divierte?

—Hola, Erick. —Dije tímida con una media sonrisa.

—Me invitas a pasar a tu cuarto? —Me preguntó juguetonamente.

—Ya estás adentro. —Susurré y el levantó una de sus cejas.

—De tu cuarto. —Mencionó con atrevimiento y yo lo miré con los ojos entornados.

Idiota.

Es que cuando me habla así es como si todo me gritara "sexo".

O sea, yo no quiero pensar con doble sentido pero el es un PERVERTIDO.

—Sientate. —Lo invité y el sonrió enviando escalofríos por todo mi cuerpo.

¿Que tendrá su sonrisa que me hace sentir así?

Se sentó en el sofá y sacó su teléfono escribiendo algo. Yo me senté en el otro mueble de en frente, el lo soltó y lo entró en sus bolsillos.

—¿Y? ¿En qué piensas? —Me preguntó mirando mi rostro y bajando a mi cuerpo.

—En nada. —Dije rápidamente. —¿Y tú en qué piensas? —Inquirí curiosa esperando su respuesta.

—La verdad en nada, pero siempre pienso en ti. —Se limitó a decir como lo mas natural del mundo y mi corazón dio un vuelco, pero no un vuelco normal sino como si se fuera a salir de mi pecho.

¿Que debo responder?

—¿En serio? —Pregunté desviando la mirada con miles de unicornios galopando en mi estómago.

En el sofá que estoy sentada no hay cierta distancia entre nosotros, está un poco cerca, el solo tendría que acercarse unos cuántos metros.

Me muero por besarlo.

El asintió y se acercó lentamente.

Yo empecé a sentirme un poco incómoda ya que el estaba cerca de mi, sentía que era caperucita y que el lobo se acercaba poco a poco para comerme. El sonrió.

—Me encanta cuando te pones así. —Susurró y yo frunci el ceño.

—¿Cuando me pongo como? —Fruncí el entrecejo.

—Así, nerviosa.

—Yo no estoy nerviosa. —Solté tragando saliva ya que sentía mi garganta extremadamente reseca.

¿Dios, donde se fue toda mi saliva?

Y como él puede ser tan idiota?

De repente sentí como me atravesó una ola de enojo, porque siento como que se esta divirtiendo, como que lo que siento es un juego.

—Sabes? Yo odio cuando te pones así.

—Así como? —Preguntó. En su rostro había diversión.

—Insoportable. —Solté y el sonrió. Es una de esas sonrisas de arrogancia que el suele darme a veces.

—¿Sabes que yo odio? —Preguntó y yo le sugerí que me dijera. —Que haya cierta distancia entre nosotros. —Susurró mirando mis labios y mi corazón amenazaba con salirse de mi pecho.

Bueno, ya besame.

El es cruel, porque encima de que me dice todas esas cosas, no rompe la distancia y me besa, sino que sigue torturandome.

Estaba ya tan cerca que sólo unos metros de distancia nos separaban. El acarició mi cabello y me miró con ternura, con esos ojos verdes tan hermosos.

—Me encantas. —Murmuró mirando mis labios. Yo mordí mi labio inferior en anticipación.

Cuando él estaba a punto de besarme, un mechón de cabello cayó a los lados de mi cara interrumpiendo.

El se alejó con timidez. Esperen, Erick Brian Colón con timidez? ¿En que dimensión estoy?

Yo carraspeé ante el momento incómodo.

—Y como van las cosas con el video de Mas Allá? —Pregunté cambiando de tema.

Una estupenda forma de cambiar de tema, eh?

—Bien, solo faltan unas cuantas cosas para que lo publiquen. La verdad que Ricky quedó maravillado con nuestro beso. —Dijo y mi nerviosismo volvió, aunque en que momento se va cuando estoy con él?

El es un idiota porque vio que cambié de tema sobre nuestro casi beso y ahora viene a hablar sobre el video donde si hubo beso.

Le gusta ponerme nerviosa, es eso. La verdad que cada vez que recuerdo lo que le hice en la cocina aquella vez en la fiesta me siento poderosa. Es que el se lo merecía, ya que es tan egocéntrico e insoportable.

—Hey, estoy aquí. —Habló sacándome de mi trance.

—Lo sé. —Pronuncie observando como sus ojos se oscurecían al mirarme fijamente. Me encantan esos ojos, Dios mio. Como es que puede ser tan hermoso?

—Tú también lo eres. —Dijo y yo lo miré anonadada.

Qué?

Dios mio, lo dije en voz alta.

Que vergüenza.

—Y-yoo.. —Presionó su dedo índice contra mis labios.

Sentí un escalofrío recorrer mi espalda.

—A mi me encanta ver esa carita todos los días. —Dijo provocando que los unicornios galoparan.

Pasó un brazo alrededor de mi cintura acercándome mas a él. Su nariz rozando con la mía y nuestras respiraciones aceleradas.

Un toque en la puerta hizo que el se detuviera.

Me puse de pie y abrí la puerta.

Es Ramiro junto a Yashua , Luisana y Luis.

¿Que hace toda esta gente aquí?

Gracias por leer y votar.

Que creen que haya pasado?

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