Capítulo 49

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Erick me sigue mirando, inmóvil e inexpresivo.

—Que diablos haces aquí? —Espeto de golpe y el me observa calmado.

Se ve tan relajado y nada sorprendido.

Como siempre.

—Quisiera saber que haces tú, aquí. —Habla, su voz escuchandose ronca y eso hace que me pase un escalofrío.

Concentrate, Mar.

—Christopher me dijo que durmiera aquí porque era el único cuarto que estaba disponible para mi. —Explico y el sonríe.

¿Y ahora por qué sonríe?

—Sabes que no te creo, Marianella. Es obvio que viniste a dormir aquí porque sabias que iba a estar en este cuarto. —Dice con esa altitud de siempre y yo suelto una carcajada.

¡Dios mio! Como puede ser tan egocéntrico?

—Erick, me das tanta risa, o sea te crees tanto. Cariño el mundo no gira a tu alrededor. —Lo miro con miseria y el se mantiene quieto y sonríe.

Sonríe con tanta seguridad.

—El mundo no, pero tú si. —Pronuncia sin dejar de mirarme.

Luce tan sexy, su cabello está despeinado, sus labios súper rojos como si se los hubiera estado mordiendo y para completar esos ojos verdes que me hipnotizan mas intensos que nunca. 

Siento un escalofrío por mi cuerpo y me abofeteo mentalmente.

El aire acondicionado está encendido así que debe ser eso.

—Quiero dormir, sabías? —Le digo cambiando de tema.

—Y que pretendes que haga? —Pregunta encogido de hombros.

—Que busques donde dormir, porque no pienso dormir en este cuarto contigo. —Respondo cruzada de brazos.

—Por qué? Tienes miedo a no poder controlarte? —Habla y yo lo fulmino con la mirada.

¡No lo soporto!

—Claro que puedo controlarme, te tendré a ti en mi cuarto, no a Bradd Pitt. —Digo queriendo joderlo y el no se inmuta para nada, al contrario, suelta una carcajada como si dijera lo mas absurdo del mundo.

—No, tendrás a Erick. —Dice guiñandome el ojo y bajando su mirada descaradamente a mis senos que están semidescubiertos.

¿Por qué tenía que ponerme este vestido justamente hoy?

—Cierra la boca y mejor vete que quiero dormirme. —Digo recostandome en la cama.

—Dormiremos, porque no pienso irme. —Dice recostándose a mi lado y me pongo de pie de inmediato.

—¡Ni lo pienses! —Exclamo.

—¿Me tienes miedo? —Pregunta con diversión.

—Claro que no. —Replico.

Joder, estar cerca de él es peligroso.

—Pues ven. —Dice indicándome que me acueste.

—Que no quiero dormir contigo, Erick! Mira ahí hay un sofá. —Lo señalo para que se pare y se acueste ahí.

—Y tú crees que yo me acostaré ahí para mañana no poder ni levantarme de lo adolorido? —Habla mirándome extraño.

—Deja el show y acuestate. —bufo.

Me acuesto en el sofá a regañadientes.

Y siento lo duro que es, Dios mañana no podría ni levantarme.

¿Un Famoso Se Podría Enamorar De Su Fan ? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora