¿Un Famoso Se Podría Enamorar De Su Fan ?

Capítulo 30

Marianella Hidalgo

Llega Liam y de inmediato voy y lo abrazo, han pasado tantas cosas en éste poco tiempo y la verdad es increíble haberlo conocido.

Y ahí está de pie Ramiro, mirándonos.

-Qué pasa tonto, por qué nos miras así? Ven a abrazarme que estoy súper nerviosa. -Digo en forma de reproche y broma a la vez. Pero lo noto ido del planeta, siento que no está aquí sino en otro mundo.

El me abraza muy fuerte sin decir nada y vuelvo a sentir su corazón latir como anoche.

—Mucha suerte, Mar. —Me desea y asiento con la cabeza sonriendole.

—Gracias, Rama.

—Mar, voy a estar en el público para animarte mucho. —Dice Alanna y le sonrío.

—Suerte, mi niña. —Me dice mamá.

Mi padre me da un abrazo y Ryan revuelve mi cabello con ternura y me da un beso en la frente.

Voy al camerino a prepararme a ensayar mis monólogos.

—Mar, que bueno verte. —Me saluda Luisana.

—Hola, Luisana! —La saludo con un choque de mejilla.

—¿Nerviosa?

—Ni te imaginas. —Respondo soltando un suspiro.

—Ya veras que todo estará bien. —Me alienta.

Santo Dios!

Que creación mas hermosa.

Veo pasar a Christopher Vélez y se me paraliza la respiración, se me seca la garganta y el corazón me retumba en el pecho.

Mientras el pasa lo veo como si fuera en cámara lenta, luego noto un montón de fanaticas gritando y detrás de él y me aparto de ahí de inmediato evitando ser aplastada.

—Luisan.. —Trato de decir y ella me interrumpe.

—Sí, ese era Christopher. —Susurra con los ojos abiertos como platos.

—Mierda se ve más papasito en persona. —Dice y yo asiento.

—Oh si.

—¡Marianella Hidalgo! —Me llaman y me tenso.

Mierda tan rápido.

—Mar, mucha suerte. —Me dice Luisana y le dedico una media sonrisa.

Al pasar por el pasillo veo a Luis ensayando con su guitarra y me sonríe.

—¡Mucha suerte, Mar! —Grita Luis y me sobresalto.

No me esperé que él fuera a gritar. Le sonrío.

Me entran al camerino y me arreglan el pelo y me dan el micrófono.

Escucho a Alejandra Espinoza animar al público. ¡Dios! Y pensar en toda la gente qué hay ahí afuera me pone la piel chinita.

Reviso mi cuello buscando mi cadenita de la virgencita que me dio mi mamá y noto que no la tengo.

Mierda!

La necesito, siempre que estoy nerviosa la virgencita me tranquiliza.

Me pongo aun más nerviosa y el escolta que está a mi lado me pregunta que si estoy bien. Asiento y tomo una bocanada de aire tratando de relajarme.

Pasan unos minutos que hubiera preferido que no pasaran tan rápido y es momento de salir.

—¡Cariño! —Escucho la voz de mamá y siento un alivio súper grande escucharla.

Se acerca a mi y saca algo que traía en sus manos y es la cadenita de la virgencita, me doy la vuelta para que me la ponga. Me da un fuerte abrazo y un beso en la frente.

—La virgencita te ayudará a concentrarte en la escena y a olvidarte de los nervios. Todo saldrá bien, mi niña.

Y si, esta noche voy a ganar esa competencia. Voy a cumplir mi sueño, confío en que será así.

Salgo luego de escuchar a Alejandra gritar mi nombre y camino con toda la seguridad que tengo, porque esta noche va a ser increíble.

Y gane o no, me voy a sentir muy orgullosa de mi.

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