“El amor viene en muchas formas”
Y sin mucho que pensar se inclina y besa mi mejilla, sale dispara a la entrada principal de aquel gran edificio y se pierde de repente, sin una mirada, sin un titubeo, ella con sus cortos 17 años es unas veinte veces más determinada que yo, así que solo me resta regresar a mi auto y partir por mis cosas a la casa de Allyson.
En alguna puerta de otra casa, a la misma hora y en la misma ciudad.
-te lo juro el tipo solo salió de la nada y arrojó su auto, no sé como lo evité, debo ser una especie de súper dotada al volante –comenta ella con una sonrisa que tal vez sea mucho más que amistosa, parece coqueta.
-No lo sé, tendré que verte en acción para comprobarlo –responde el chico sin parar de reír por la historia que ella cuenta- debes llevarme a dar una vuelta en ese auto nuevo.
-Lo haré -dice Sandra encantada de la propuesta- no solo daremos una vuelta, intentaremos toparnos con un demente para demostrar mi punto.
-Suena estupendo, hasta me dieron ganas de ir ahora mismo -dice con ironía el chico, aunque no sería mala idea para él- ¿por qué no vamos? –ambos saben que juegan con fuego y las probabilidades de quemarse son exageradas, pero eso irónicamente los alienta y no los detiene.
-No traje mi auto –Responde Sandra preocupada por no cumplir con las expectativas de él- creo que no podremos.
-tengo el mío, ten las llaves y haz la magia –propone él entrando deprisa a la casa y tomando su abrigo.
-Si algo pasa será tu responsabilidad -advierte la chica.
-Lo sé, de todas maneras lo sería -comenta con un tono autoritario- soy el mayor de edad.
***
-¿puedo saber qué es de tu vida? –Pregunta Ally abriendo la puerta- te llamé a la oficina en la tarde y fue imposible comunicarme.
-Lo siento, tuve que salir por… -y me quedo dudando de el “por qué” tuve que estar fuera hoy- trabajo.
-¿saliste del trabajo por trabajo? Tiene mucho sentido –dice riéndose- los de tu oficina enviaron a un grupo de mudanza por tus cosas –explica con la voz apagada- no sabia que ibas a mudarte ya.
-No quiero incomodar demasiado, además la empresa me dio un departamento, lo justo seria usarlo. –Le digo serena mientras me sirvo un trago del bar- ¿Cuándo iras a conocerlo?
-No quiero, pensé que te quedarías conmigo –dice quejándose.
-Estaremos juntas, para eso vine –respondo guiñándole.
-¿vamos a cenar? –Pregunta emocionada- muero de hambre.
