“Te Quiero”
-Eso espero, intercambiemos teléfonos –prepuso dándome su celular y registrando mi teléfono en él.
-Con todo gusto, te daré mi tarjeta –dije mientras sacaba una d ellas- y me comunico con tu secretaría en unos días. Es un placer conocerte personalmente, cuídate.
-Será un gusto… -respondí- todo el gusto ha sido mío.
Minutos después unas manos rodearon mi cintura y pronto me encontré con los ojos marrones que habían ido en busca de algún aperitivo.
-¿Quién era el rubio simpático?
-un colega, la verdad solo lo conocía de referencia –expliqué indicando una mesa vacía que estaba cerca para sentarnos.
-¿y tu colega es siempre así de efusivo? –ella cuestionó subiendo una ceja, típico de la pequeña celosa.
-No lo sé, -jugué un poco- ¿esos son celos?
-es curiosidad –ella refutó rápidamente quitándome mi trago y bebiendo un poco.
-La curiosidad suena a celos –murmuré entre risas.
-Es que no tenía idea de que tú eras así de famosa –cambió el curso de la conversación.
-Nada de eso, -me reí de solo escucharla- solo entre colegas nos conocemos y no todos, solo algunos.
***
-La gran Lauren Jauregui, ¿Quién diría que te iba a encontrar aquí?, ¿Aún jugando a la publicista?
-Pues jugando te he ganado varias cuentas que querías… -respondo dejando un saludo forzado a mi queridísima colega Cece Frey.
-Si, cierto. Pero la más importante sigue siendo mía… -ella responde dando un vistazo general a mi vestimenta y por supuesto a todo lo que me rodea, una típica inspección de Cece.
-Tú tienes la cuenta que ambas queríamos y sigues siendo infeliz, si que es injusto… -replico de inmediato, no suelo ser grosera, pero me incomoda la mirada que le está dando a Camila.
-Claro, muy inteligente, Jauregui… -ella sonrió sarcástica- pregunté por ti en la oficina de Las Vegas y no tenían idea de donde estabas, creí que finalmente habías encontrado una profesión para ti.
-¿Tanto te intimida mi trabajo que quieres que me cambie de profesión? –usé su mismo tono solo para molestarla.
-No, sabes que me gusta tener con quien competir, sobre todo porque a ti siempre te gano. –ella refutó cual niña de preparatoria, a veces las cosas nunca cambian.
-¿No vas a crecer nunca cierto? –pregunté riendo un poco de la situación, conozco a Cece desde la universidad y desde entonces hemos vivido en esta constante lucha de superarnos, lo que a estás alturas de mi vida es agotador.