“La razón y el amor son enemigos jurados”
-En eso tienes razón –respondo saliendo de mi escritorio- ¿quieres ir a comer tal vez a eso de las 5? –pregunto nerviosa, como si nunca antes hubiese pedido una cita.
-¿Quién come a las 5? –Pregunta riéndose- ¿no es una hora muy poco “habitual” para comer?
-Lo es –rio con ella- pero quiero ir a un lugar, ya sabes algo donde debemos estar antes del anochecer, nada especial, pero si no puedes lo dejamos para luego.
-¡iré! –Contesta deprisa- ¿quieres que vaya o vienes por mí? –pregunta alegre
-Iré por ti, a tu casa, ¿está bien?
-perfecto –dice ella- te veo a las 5.
-Camila… -intervengo antes de que ella cuelgue- lo de anoche fue… -busco las palabras mas sensatas, pero ella se adelanta.
-¿asombroso? –pregunta como si hubiese posibilidad de que yo no pensara lo mismo.
-Justo eso –aseguro- te veo a las 5 –repito dejando el teléfono con mi mas enorme sonrisa del día, mejor dicho, de lo que va de el.
***
El día de trabajo nunca antes se pasó tan lento, comenzando por el hecho de que mi jefe me hizo ir unos siete veces hasta su oficina para preguntar sobre el Hotel, sobre la junta, sobre los planes, sobre el primer paso de la campaña publicitaria que estamos construyendo y unas mil cosas mas. Cada hora se hizo mas lenta, tal vez yo estaba ansiosa, considerando que era la primera vez en mas de cuatro años que tendría una cita, evidentemente, con alguien que no fuese Alexa, luego de sentarme a repasar la escena por unos minutos me sentí algo tonta, Camila tiene 17 años, probablemente no sea un cena en un restaurante lujoso lo que mas la sorprenda, pero mi cabeza estaba demasiado contrariada para inventarse un plan de ultimo minuto, justo a las cuatro salí de la oficina, directo a mi departamento para alistarme y recogerla.
-¿Siempre eres tan puntual Lauren? –ahí estaba ella, con un lindo vestido, un bonito lazo, un maquillaje tan delicado que era casi imperceptible y unos zapatos altos, que para mi fortuna le sumaban edad.
-No. Pero lo intento la mayoría de las veces –respondí ajustándome el cinturón,¿debería besarla?, ¿la beso?, ¡Lauren no pierdas el control!- colócate… -señale su cinturón mientras encendía el auto.
-Hey… -ella toco mi mejilla- hola –dijo dejando un beso no tan rápido, algo que en definitiva me hizo entrar en calor, en el buen sentido.
-Hola –respondí con mi respiración un tanto inestable- ¿lista para irnos?
-Vamos, traje una copia del disco de “the fray”-habló apoderándose del estéreo.