“Hay siempre un poco de locura en el amor.”
-Por supuesto que no estás vestida para la playa, lo estás para ir a un desfile de moda en Milán –responde tomando mi mano y guiándome tras ella- pero esta playa es hermosa.
-Lo es, pero Camila… -antes de que pueda decir algo ya me tiene corriendo de su mano, ¿alguna vez dejaré de correr tras ella?- Camila, ¡para por favor!
-Dime que no te gusta el aroma del mar –pregunta deleitándose con el ambiente, yo por otro lado intento recuperar el oxigeno que ya no hay en mis pulmones.
-fantástico –digo casi ahogada- podemos… -señalo el piso indicando que necesito sentarme antes de morir.
-Es inútil siquiera creer que alguna vez haz hecho Kitesurfing, ¿cierto? –de inmediato giré mi vista intentando no parecer ajena a lo que ella preguntaba, no sabia con exactitud que era aquello, pero sabia que no lo había hecho nunca.
-Te sorprendería las cosas que he hecho, -dije intentando dejar una impresión buena, pero no era probable causarla, especialmente porque jamás haría tal cosa- pero sobre todo de las que no.
-Eso creí, -ella sonrió como si esperara esa respuesta- entonces ven…
-Ni pienses que eso va a suceder Camila. –advertí poniéndome de pie, evidentemente no tan rápido con ella.
-No aspiro tanto, -extendió su mano facilitando mi subida- solo te haré observar.
-Así estaremos bien. –finalmente respiré al saber que ella no me obligaría a entrar al agua.
A un lado de la playa estaba un grupo no tan numeroso de personas con sus trajes especiales para aquel deporte o, como yo lo veía desde mi sitio, aquel intento de suicidio. Camila entró a un pequeño establecimiento donde solo habían algunas tablas y un par de jet ski rodeando el lugar, yo esperé pacientemente algo apartada, ya era suficiente el no estar vestida para la ocasión, no era necesario acercarme y demostrar que no encajaba con nada de ese sitio. Por un instante me dejé seducir por oleaje, el sonido del mar me cautivó, al punto de olvidarme de todo, lo que había sido un problema para mi desde hace meses, solo hubo conexión entre la naturaleza frente a mi y yo, por mala suerte no duró mucho. No me quejo del porqué no pude seguir concentrada en eso, de hecho, no negaré que cambie el panorama frente a mi por uno mejor. Camila salió de aquel pequeño local con su traje de Neopreno hasta la cintura, dejando al descubierto todo su torso, un pequeño traje de baño negro cubría lo necesario, era esta la primera vez que veía a una mujer en todas sus letras frente a mi y no a la niña de 17 que me tiene de carrera en carrera, algo que sin duda llegó a gustarme sin dejar de lado el hecho de que también me asustó, pero fue un buen susto.
-ahora veras lo que es deslizarse en el mar –comento mientras arrastraba la tabla en sus manos- ¿preparada?
-¿Tú lo estás? –Pregunté sin dejar de mirarla, toda ella estaba particularmente hermosa en ese momento- ¿te ayudo? –señalé el traje aun medio suelto, realmente fue a traición de mi subconsciente, no sé bien porque lo ofrecí.
