¡Epílogo!

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Amy cogió el tarro de leche y vertió su contenido en los dos platos de cereal.

Pero, de pronto, dio un respingo al sentir unas manos posándose en su cintura y un cálido pecho cubriendo su espalda.

-Te has despertado antes que yo…-murmuró Daniel con voz ronca, esbozando una sonrisa.

La castaña rió y se giró para darle un beso de: Buenos días a su rubio, que en los últimos días se había acostumbrado a andar por la casa solo con sus pantalones de pijama.

-¿Qué le has preparado a tu príncipe esta mañana?...-preguntó divertido viendo detrás de Amy con curiosidad. Pero, al ver el simple desayuno que le esperaba hizo una mueca-…¿Cereal?

-Con leche…-completó juguetonamente.

-¿Otra vez?...-se quejó-…Dijiste que harías jugo y ensalada de frutas.

Amy ladeó la cabeza. Enarcó una ceja y se giró nuevamente para seguir vertiendo la leche en los platos.

-Después de lo de ayer, no me has dejado mucho tiempo, que digamos…

Daniel ronroneó y apegó su cuerpo al de su esposa.

-Lo de ayer ha sido fantástico…-gimió acariciando las piernas desnudas de Amy, puesto que ella solo traía puesto el camisón-…Hay que repetirlo esta noche…

-¡Daniel!-rió ella-…Tengo que terminar de preparar esto…-señaló los platos-…esto y el jugo de naranja.

El ojiazul rodó los ojos y le plantó un beso en la mejilla antes de ubicarse a su lado y preguntarle en qué la podía ayudar.

Terminaron distribuyéndose el trabajo en dos fases:

El acaramelado, que consistía en los intentos de Daniel por demostrarle a Amy cuánto la quería por medio de caricias.

Y luego estaba la fase en la que se pusieron a trabajar de verdad.

El rubio se encargó del jugo y la castaña de untar la mermelada en los panes.

Al final, se sentaron juntos en el sofá, pusieron la bandeja encima de la pequeña mesa que estaba frente a ellos y prendieron la televisión.

-Me encanta comer cereal con leche y jugo todos los días…-ironizó el rubio dando un sorbo al líquido que contenía su vaso.

-No empieces…-advirtió Amy en un bufido-…¡El desayuno está delicioso y punto!

-¿Sabes lo que está más delicioso que esto?...-levantó levemente su plato con cereal. La castaña negó con la cabeza inocentemente haciendo que el rubio ladeara una sonrisa y dejara su plato y taza encima de la bandeja.

Se recostó encima de la castaña y comenzó a besarla con ternura.

Mi esposo?? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora