-.-.-.-.-.-.-Capítulo 32-.-.-.-.-.-.-
“La lluvia azotaba cruelmente las velas del navío, haciendo que la embarcación se balancease violentamente en esas frías aguas.
Harold abrazó a Anne con todas sus fuerzas.
-Tengo miedo…-sollozó la chica con voz temblorosa.
-Tranquila, estaremos bien…-la apretó contra si-…Sé que estaremos bien…
-¿Por qué estás tan seguro?
-Porque yo…”
-¿Qué haces?
Daniel apareció detrás de mí.
-¡Nada!-cerré el portátil rápidamente y me acomodé encima de la cama.
El rubio se quedó meditando y mirándome como si estuviera descifrando lo que había en mi mente.
-¿Estabas escribiendo una escena de sexo salvaje?
Mis ojos se salieron de órbita.
-¡Claro que no!, ¡¡¿CÓMO SE TE OCURRE?!!-chillé.
-Amy…Que escribas sobre sexo no quiere decir que seas una mala escritora…-trató de calmarme-…Recuerda el libro del tal Grey…
-¡No estaba escribiendo sobre…¡¡SOBRE SEXO!!
-Entonces, ¿De qué estabas escribiendo?-enarcó una ceja con actitud incrédula.
-Pues…-vacilé por un momento-…¿Sabes qué?¡No es de tu incumbencia!
El chico se cruzó de brazos y me miró como quien mira a alguien que insiste en que Winni Poh es real.
-Resumiendo: Sí escribías sobre sexo salvaje (inspirándote en nosotros, claro), pero no quieres admitirlo.
-Aghj! ¡Daniel!, ¡¡QUE NO ESTABA ESCRIBIENDO SOBRE RELACIONES CARNALES!!
-¿Relaciones carnales?-hizo una mueca-…¿Por qué no dices “sexo”, simplemente?
-¡¡PORQUE ASÍ ME EXPRESÓ YO!!
Daniel negó con la cabeza y se apegó a mí, abrazándome por detrás.
-Te ves linda cuando gritas…-ronroneó.
Los colores subieron a mis mejillas. Aghj! ¡Daniel y sus putos y sensuales comentarios fuera de lugar!