-.-.-.-.-.-.-.-Capítulo 13-.-.-.-.-.-.-.-
Después de regresar de nuestra supuesta “Luna de Miel” fui directamente a mi habitación con la intención de no ver a esa persona que no paraba de decir palabras malsonantes y maldecir a Roberto por haber arruinado su viaje.
¡No quería un segundo más en su compañía!
Subí las escaleras respectivas y abrí la puerta del dormitorio enérgicamente para luego caminar unos cuantos pasos y recostarme en la cama.
Cerré mis ojos y me puse a pensar en qué habría pasado con David…¿Qué es lo que estará haciendo ahora? Tal vez trabajando…
Estaba en eso cuando de pronto sentí un peso encima de mí.
Viré mi cabeza y ahí estaba Daniel recostado encima mío y con los ojos cerrados, sus mechones rubios caían en su frente y su respiración rítmica azotaba mi cuello…Estaba tan…¿Pacífico?
Viéndolo de esa forma cualquiera podría pensar que es un ángel…pero claramente sé que las apariencias engañan.
-Quítate!-ordené.
-Mmmhh??
-¡Que te quites!
-Amy!-lloriqueó- estoy cansado quiero dormir…El viaje ha sido muy largo.
-Ya…pero puedes irte a reposar en otra parte así que ¡Márchate!
Daniel abrió los ojos y me miró con cierta tristeza en su interior.
-Por favor no me pidas que me valla!-sus ojos se cristalizaron.
-Daniel…estas bien??-susurré sintiéndome, en cierto modo, culpable.
-Amy lo siento! ¡Yo no quería decirte eso! Y verte llorar por mi culpa me hiso sentir como la misma mierda… Por favor dame otra oportunidad…Prometo que no te fallare.
Mi corazón estaba en una lucha constante con mi mente. Por una parte quería perdonar a Daniel pero otra parte de mí me decía que si lo hacía saldría eternamente dañada.
¿Y por qué lo digo?...A pesar de nuestras riñas he logrado distinguir un atisbo de bondad en su persona. Su manera de actuar es distinta y diferente a como yo creí.
La Señorita Amy se ha metido en un buen lío.
-…Amy…¿Podrías perdonarme?-una lagrima se deslizo por sus mejillas haciendo que mi corazón se encogiera. Quien dice que ver llorar a un hombre es lo más triste del mundo tiene mucha razón.
