No me mire, hyung.

3.

- ¿Quién su sano juicio va por un helado un día después de beber?

- Tae se antojó.

- ¿Está embarazado o qué?

- ¿Tae puede quedar embarazado? -lo miré serio.

- Estás bromeando, ¿no? Por supuesto que no. Estás ebrio aún, Hoseok. ¿Y Namjoon?

- No lo sé, no lo he visto.

- ¿Y no lo has llamado?

- ¿Lo has hecho tú?

Mientras él se ponía en la fila marqué el número de mi amigo. Este no contestó ni después de tres llamadas, eso era raro. O sigue dormido, anoche coronó con Seokjin o en su defecto alguien más. Divisé al chico rubio de la noche anterior terminándose un cono y mirando por la ventana. Subí mi celular y le fui a tomar una foto cuando el maldito flash se activó, el chico lo notó y dejó su lugar para salir del local y tirar el restante del cono en un cesto de basura.

Me arrepentí de dos cosas. Una del estúpido flash y que la foto haya quedado borrosa y número dos, me arrepiento de no acercarme y hablar como una persona normal. Pero él no es normal, cuando lo veo va cabizbajo y jugando con sus manos, nunca lo he visto con alguien más o riendo, ¿tendrá una risa o sonrisa linda?

- ¿En qué piensas que estás sonrojado?

- ¿Sonrojado? -asintió Hoseok-. Es el frío, vámonos.

Llevamos el helado al novio mimado de mi amigo y nos quedamos ahí viendo películas hasta que apareció Namjoon.

- Tengo que contarles.

- Escupe.

- Cochino, hyung -Taehyung frunció la nariz.

- No literal, mocoso.

- Estaba con Seokjin -Hoseok formó una o con su boca y su novio se cubrió la boca, yo solo lo miré.

- ¿Estuvieron o no?

- Solo piensas en sexo, Yoongi.

- Lo dice el que tiene las carpetas llenas -rodé los ojos.

- A lo que voy. Seokjin estaba bebido, demasiado. Tanto que cuando me vio se lanzó a mis brazos.

- ¿Y? Sigue, sigue -alentó Taehyung.

- Nada más, lo llevé a dormir y luego me fui.

- Seguro pasó algo más.

- No, vine a dormir. Hoseok, prestame tu cama.

- Adelante.

Namjoon caminó a la habitación de mi otro amigo y cerró la puerta. Taehyung y mi amigo se vieron subiendo los hombros, empezaron a jugar y yo saqué mi celular viendo la foto borrosa del chico con el helado en mano. ¿Cómo se llamará?

Jimin.

Lo odio, lo odio, lo odio. Sé que estoy gordo, lo estoy. ¿Por que fui por ese maldito helado? De seguro ese chico esparcirá la foto por el instituto el lunes y de nuevo seré el punto de bromas de todos en el lugar. Llegué a mi casa cansado después de salir corriendo del lugar. Ante mí encontré una escena horrible, mi madre se dejaba manosear por un tipo que en cuanto me vio no dudó en plantarme un puño en la nariz rompiéndola en el acto. Vamos, soy débil. Caí por el fuerte dolor causando así llanto en mí.

- Tu hijo es un marica, ¿qué chico no es capaz de defenderse, ah? -me señaló riéndose mientras mi madre pasaba sus manos por los hombros de ese tipo de aspecto repugnante. Los dos olían a alcohol.

Me levanté como pude y subí las escaleras, no me atreví a dar la vuelta, no quería recibir otro golpe. De nuevo pasé el cerrojo temiendo que mi madre dejara que él subiera y me hiciera daño de nuevo, me miré en el espejo y vi la sangre en mi nariz, estaba rosada y dolía, me costaba respirar un poco. Había rastros de sangre los cuales al tratar de limpiar me hicieron sollozar, pero era eso o ver esa sangre seca. Cuando terminé me dejé caer en la cama, era obvio que no podría volver a bajar o salir, ellos lo notarían. Volví al baño y revisé mis cuchillas, las observé y subí el buso en mis dos muñecas, cortes finos y extensos atravesaron dejando ver sangre a su paso.

Recordé la primera vez que lo hice, fue en mis piernas y ahora tengo cicatrices, la segunda vez fue en mi cintura. Aunque son pequeñas también hay cicatrices ahí. Si mi padre no se hubiera ido yo sería un chico normal y alegre como solía serlo, no alguien solitario y el centro de bromas en el instituto. Además mi confianza está por el suelo, le temo a todos los que se me acercan. Odio ser así, me odio por ser tan simple y ridículo. Limpié mis heridas, una vez leí en mi celular antes de que mi madre lo rompiera que se deben desinfectar, pero ella no me daría para comprar alcohol y algodón. Debería conseguir un empleo.