10.

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Min Yoongi toca el piano. Taehyung dice que tiene un genio asqueroso y que no le gusta nada. Pero le he visto sonreír y me gusta su sonrisa, me transmite confianza. No lo he visto de mal humor, no conmigo. Y la forma en la que toca el piano, eso es inexplicable. Lo sigo a veces cuando sale de cafetería, me paro frente a la puerta y escucho. Me lo imagino pasando sus largos dedos por esas teclas, su mirada, o con sus ojos cerrados. Su cabello negro y su piel tan blanca, él es atractivo, mucho.

Por eso el día del cine me aproveché de la situación. Sus manos son frías, pero no me importó, quería sujetarla y saber si encajaban y me llevé la sorpresa de que son perfectas juntas.

Esa noche al llegar a casa me tiré en la cama actuando como un niño. Me reía y miraba mi mano, no fue un beso o algo por el estilo pero sostuve su mano y eso fue suficiente para hacer que mi corazón empezara a latir de nuevo. Min Yoongi, no te hablo porque me pones muy nervioso y siento que si te miro a los ojos mucho tiempo me lance a decirte todo lo que estoy empezando a sentir cuando estás cerca. Y eso solo lo sabe Taehyung y Hoseok. Bueno y Seokjin, con él se me escapó, a Namjoon aún le tengo algo de miedo.

De nuevo me siento con ellos y veo las sonrisas que se da Hoseok con su novio, me agrada la pareja de ellos. Seokjin siempre da de comer a Namjoon comida hecha por él. Una vez discutieron todo el receso porque Namjoon compró comida y no esperó a que su novio apareciera. Eso a Seokjin le disgustó tanto que regaló su comida a Ken, otro compañero y Namjoon se puso celoso. Pero después de un rato se consintieron y terminaron dejando el enojo a un lado. Hoy es algo casi así, solo que esta vez solo son los celos de Namjoon por Ken, creo que no le agrada mucho.

Yo cruzo mis piernas y busco a alguien alrededor, sonrío en cuanto lo encuentro. Está escribiendo algo en una hoja, hay muchas en la mesa. Está solo, no, estaba. Un chico alto de perfil perfecto y cabello negro con un pendiente negro en su oreja se sienta en frente de él. No sé qué le dice, Yoongi hyung sonríe y asiente. ¿Quién es él? Luego de unos minutos más dejan la mesa y salen juntos. Decido seguirlos.

Llegan al pasillo solitario y de repente el chico más alto empuja a Yoongi a unos casilleros. Luego se acerca sonriendo y reposa una mano en la mejilla de Yoongi. Frunzo el ceño y por primera vez en mucho tiempo me siento valiente, salgo de mi escondite y me paro frente a ellos.

— ¿Qué crees que haces? —pregunto mirándolos a los dos, más que todo a el chico ese.

— Jeon Jungkook.

— No quiero saber tu nombre, quiero saber qué intentas hacer.

— Besarlo, ¿no es obvio? —Yoongi frunce el ceño y empuja a Jungkook. Sonrío satisfecho.

— ¿No querías que te ayudara? La cagaste, mocoso. Ahora sí lo hiciste. Jimin, vámonos.

— Hyung, ¿por qué él? Yo he estado más tiempo con usted, Jimin ni siquiera se defiende por sí solo.

— Jungkook, cállate. Mide tus palabras. No me gustas y punto, y respecto a Jimin —me miró nervioso—. Eso no te incumbe, ya te lo había dicho. No me vuelvas a buscar hasta que lo comprendas, sino no dudaré en golpearte. Casi me besas, idiota.

— Hyung...

— No quiero oírte.

Yoongi hyung se acercó y me tomó del brazo llevándome consigo. El tal Jungkook se quedó ahí de pie sin decir nada ni moverse. Sonreí, hyung lo rechazó. Tengo una oportunidad, al menos cuando sea más valiente la tendré.

— ¿A dónde me lleva?

— ¿Sabes tocar piano? —negué—. Entonces quiero que me veas tocarlo.

Llegamos al aula en la que estaba el piano sencillo pero amado por Yoongi. Me senté a su lado y este dejó las partituras en frente. Cosa que ni siquiera miró, porque apenas posicionó sus dedos sobre las teclas cerró sus ojos y empezó a tocar una melodía intensa pero apasionada. Sus cejas mostraban sus emociones, fruncía sus labios por momentos mientras sus dedos viajaban de aquí para allá. Estaba maravillado, según Taehyung él no deja que nadie lo vea tocar, menos sentarse así a su lado.

Me fijé en sus labios, rosados, pequeños y definidos. Quise besarlo, pero ni eso sé hacer y tampoco quería interrumpirlo. Por eso hice otra cosa, dejé caer mi cabeza en su hombro cerrando mis ojos y disfrutando de ese sonido maravilloso que emitía el piano. Yoongi hyung es curioso y algo oscuro, pero me gusta. Creo que él me gusta. Detuvo el sonido y suspiró.

— Jiminnie...

— ¿Sí, hyung?

— No tengas miedo de mí, quiero estar cerca de ti. Prometo no dañarte, no dejar que nadie siquiera lo vuelva a intentar. Por favor confía en mí y yo lo haré en ti, no te alejes. No te vayas lejos, te necesito. No me alejes. ¿Puedes creerme?

— Hyung —hablé con mi corazón palpitando sin control—. Confío en usted, por favor usted tampoco se aleje de mí.

Y vi su sonrisa, buscó mi mano y la unió con la suya.

— Esto, Jimin. Deben permanecer unidas, ¿entiendes? —asentí sonriendo.

— Siempre.

— Bonito, Jiminnie bonito.

No me mire, hyung.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora