20.

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Abro la puerta mientras me paso la mano por los ojos. La luz es muy fuerte y presiento que es temprano. Sábado por la mañana y encuentro ante mí a Yoongi hyung vestido pulcramente de negro y con ese perfume que tanto me gusta.

— ¿Me dejarás pasar o por el sueño crees que soy un árbol más? —arrugo la nariz.

— No hay árboles negros, hyung. Siga.

Él entra y me abraza. Cierro la puerta con el pie y me dejo llevar, estoy seguro que no hace mucho se dio una ducha y se siente realmente agradable. Respiro profundo y vuelve a atacarme el sueño.

— Minnie, no. Hey, no te duermas. Saldremos, vine por ti.

— ¿Hum...? ¿A dónde? Tengo sueño.

— Podrás dormir mucho después. Ahora ve a ponerte más bonito, te haré el desayuno, ve.

Asiento aún medio dormido y subo a mi habitación. Saco mi sweater favorito junto a unos jeans y entro al baño. Me doy una ducha que aleja mi sueño y salgo para secarme el cabello, me visto rápidamente y bajo por el delicioso olor que proviene de la cocina.

— No te quedes ahí de pie, ven.

— No es necesario que cocinara tanto, me voy a engordar.

— Tonterías, ya te he dicho que no estás gordo. Necesito abultar tus mejillas y aún no aparecen, hasta no verlas no dejaré de alimentarte.

— Hyung... —me quejo viendo la cantidad de platos frente a mí.

— Sino comes no salimos, sencillo.

Llevo los palillos a mi boca y empiezo a comer. No quiero hacerlo molestar, el viernes no me gustó estar separado de él. Termino de comer y exhausto me dejo caer en la silla. Yoongi me ve con una sonrisa y me empuja para que termine de arreglarme. Subo a trompicones y cuando creo que ya estoy listo bajo de nuevo, Yoongi me acaricia las mejillas y después toma mi mano. En la puerta me pongo los zapatos y salimos de casa. No sé a dónde vamos pero no quiero separarme de él.

El taxi se detiene frente a la casa de Seokjin hyung. Frunzo el ceño, creí que saldríamos solos.

— Jin quiere verte. Vamos.

— ¿Por qué?

— No lo sé, debe estar en su periodo.

— ¡Hyung! A nosotros no nos da eso.

— Entonces no lo sé, ve a ver qué quiere. Yo te espero en la sala.

— ¿No puede ir conmigo?

— Lo siento pero no. Seokjin gritando es un fastidio.

¿Gritando? ¿Por qué Seokjin hyung querría gritar? Confundido abro la puerta y entro a la cocina que es donde siempre se la pasa cuando vengo. Lo veo sentado con sus piernas cruzadas mientras lee un libro, carraspeo mi garganta.

— ¡Jimin! Siéntate, siéntate —obedezco desconfiado—. ¿Qué pasa? ¿Por qué esa cara?

— Esto es... raro. ¿Sucede algo?

— No, no creo.

— ¿Por qué Yoongi hyung dijo que usted gritaría?

— No lo sé. No —enarco la ceja y miro alrededor mojando mis labios—. ¿Incómodo?

— Hyung, ya. Esto es muy raro, no sé. Siento que pasará algo.

— Ah sí, algo va a pasar definitivamente. Aquí y ahora.

— ¿Cómo qué? —paso mis manos por las piernas.

— Sabes que te trato como mi niño, ¿verdad? No respondas. ¡¿Cómo que hoy es tu cumpleaños y no dices nada, Park Jimin!?

— L-lo siento, hyung. No me parece tan importante.

— Importante —repite cerrando su libro y dejando la silla en que estaba. Le sigo con la mirada hasta que se acerca a la nevera—. Soy tu amigo, casi como tu padre y no te parece importante decirme de tu cumpleaños.

— Yo... realmente lo siento, a la próxima se lo diré.

— No habrá una próxima. Me debes una.

— ¿Le debo qué? —se voltea hacia mí y sonríe.

— Por no decirme me ayudarás a limpiar la piscina —¿es en serio? Subo las cejas.

— Pe-pero...

— Nada. Nos vemos allá. Camina. Ya, ya.

— Hyung, pero sus ayudantes... los de la casa...

— ¡Que no! ¡Tú me ayudarás, ve!

Grita y me quedo estático en mi lugar. Bien, Yoongi hyung tenía razón. Salgo de la cocina esperando ver a mi hyung en la sala pero no, ya no está. Esto está raro, muy raro. Decidido a acatar la orden de Seokjin hyung camino hasta la piscina. Dudo de mi atuendo ahora mismo.

Abro la puerta que conduce a la piscina e inmediatamente mi vista es nublada. Algo, alguien cubre mis ojos y entro en pánico. Mi corazón se acelera mucho y aunque intento forcejear siento cómo todo mi peso es dirigido a una silla, creo. ¿Qué es esto? Atan mis manos y pies y ya no puedo moverme ni lanzar golpes al azar.

¿Mis amigos hicieron esto? No entiendo. Mi vista es oscura, estoy atado y no sé qué pasa. Mi respiración va más rápido y me muerdo los labios, ¿algo malo pasará?

— Serás idiota... demasiado fuerte... ¡Argh! —escucho a alguien decir y luego muchos pasos. ¿Cuántas personas hay? — ¿Jimin? Hey, ¿me oyes?

— ¡Hyung! ¡Yoongi hyung! —sonrío, ¡es él! Donde está él estoy seguro. Siento sus manos en mis hombros y respiro su aroma calmándome al momento.

— No me vayas a odiar —borro mi sonrisa.

— Hyung, no me asuste. ¿Qué pasa? Suélteme, quite esto de mis ojos, quiero verlo.

— Lo siento pero no. Es por ti.

— ¿Por mí...? ¿A qué... a qué se refiere? —humedezco mis labios y siento que algo está mal. Forcejeo en la silla pero nada, ¿quién demonios me ató?

— Por ti, Minnie. Porque te lo mereces.

Y sus manos se alejan de mí junto con su aroma. De nuevo escucho pasos y temo lo peor. ¿Esto es un secuestro? ¿Me van a golpear? ¿Todo este tiempo me han odiado? ¿Han fingido? Muerdo mi labio inferior tratando de reprimir un sollozo. Sigo escuchando pasos de aquí para allá y mi cabeza no hace más que darme malos pensamientos.

Entonces arrastran mi silla y más maldiciones en voz baja, ese es... ¿Namjoon?

No me mire, hyung.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora