c i n c o

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Habían pasado ya varias horas y Jisoo seguía recostada sobre el piso de la sala en su apartamento. Observaba hacia el techo mientras meditaba lo que había ocurrido en la clase de la profesora Soohye. Estaba decepcionada de sí misma, se había esforzado en aquella colección y ni siquiera había logrado aprobar.

Después de llegar a casa y dejar sus cosas en el suelo, Jisoo había decidido dejar salir su frustración. Cada uno de los bocetos permanecía en el suelo, donde ella los había lanzado anteriormente. Estaba molesta, y no sabía de qué otra forma desahogarse.

Su madre usualmente la reprendía sobre lo dramática que solía ser, pero no podía evitarlo. Siempre había sido sentimental, dependiendo de sus emociones en casi todo. Si algo le emocionaba se llenaba de energía y luchaba contra todos. Pero si se encontraba triste o molesta era como si se congelara en su sitio. Y ni hablar del miedo.

Con un suspiro se levantó lentamente del sitio donde permanecía recostada, justo en el felpudo de la sala con las piernas sobre el sofá. No levantó nada, simplemente esquivo sus pertenecías en el suelo y fue a la cocina. Rebuscó en el refrigerador por algo de comer, se hacía tarde y aún debía hacer sus tareas. ¿Cuándo fue la última vez que fui a hacer la compra? Apenas quedaba algo que preparar.

Supongo que iré de compras — se dijo a sí misma.

Con parsimonia fue a su habitación y buscó un poco de dinero y algo con que sujetar su cabello. Improviso una cola de caballo y decidió colocarse unos zapatos cómodos. Quizá si salía y tomaba un poco de aire se relajaría, aunque su humor indicaba lo contrario.

Después de tomar su teléfono del sofá y revisar sus mensajes, Jisoo salió por la puerta hacia el pasillo que llevaba al elevador. No se cruzó con ningún vecino, ni siquiera con el hombre que hacía el mantenimiento del lugar. Siempre lo veía un par de veces arreglando alguna bombilla o un interruptor.

Al salir a las calles el viento golpeó el rostro de Jisoo, el clima comenzaba a parecerse más al otoño. Sin demasiada atención comenzó a caminar por la acera, el supermercado más cercano estaba a unas cuantas estaciones del metro. Dirigió sus pasos al subterráneo, extrajo su pequeña tarjeta de pasaje y sin más espero a que su transporte llegara.

<< El chocolate parece un buen consuelo >> pensó mientras hacía un inventario mental de su alacena.

Esa noche se consolaría con comida.







La tarde había pasado incómodamente en el trabajo. Jin permanecía en la trastienda mientras guardaba sus cosas en su mochila.

Después del incidente con Hani el señor Chen le había puesto a prueba de nuevo. Ahora debía ir a casa y esperar a que algo de cenar le levantara el ánimo. Cuando estaba por cerrar el pequeño casillero y salir del lugar Jin sintió un pequeño toque en su hombro. Al levantar la vista, vio a Hani detrás suyo con una expresión triste.

¿Que sucede? — preguntó Jin al ver a la joven.

Yo... Quería agradecerte. Lo que hiciste, quiero decir, lo que le dijiste al señor Chen.

Hani no había tenido oportunidad de agradecerle a Jin el haberse hecho responsable de su error. Tan pronto habían terminado de hablar con su jefe Jin volvió a trabajar dejándola relajarse.

Oh, tranquila. No fue nada.

Jin, me salvaste. Y no sólo de salir herida, salvaste mi trabajo — espetó Hani — No lo hagas ver como si nada.

𝑺𝒐𝒇𝒕 ✩ k.seokjin • k.jisooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora