𝑺𝒐𝒇𝒕 ✩ k.seokjin • k.jisoo

v e i n t i o c h o

Advertencia: Nota de la autora al final.
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El ambiente finalmente era lo suficientemente era cálido y agradable como para dejar en casa el molesto abrigo. Los colores se habían apoderado de las calles, flores florecían en los árboles y el sol ya no se escondía detrás de nubes espesas.

Jisoo permanecía sentada en la zona abierta del campus, donde cientos de mesas se disponían para los estudiantes. Con un smoothie de vainilla y un muffin de chocolate, repasaba las notas de su última clase de francés intentando pronunciar las palabras correctamente. Se había asegurado de sentarse sola, alejada de otras mesas para así evitar que alguien escuchara sus intentos por hablar francés cuando apenas lograba decir algo certero en inglés.

– Bonjour... je m'appelle Jisoo – pronuncio trabajosamente.

Las clases anteriores se habían dividido en presentaciones con otros alumnos, incluso de otros departamentos y carreras, películas en francés que podrían ser para niños y algunas recomendaciones sobre la cultura e historia del lugar. La primera lección era simple: lograr presentarse frente a los demás con frases simples.

Pero eso parecía una tortura. Si existía algo que Jisoo detestaba era sentir que hacia el ridículo, y de alguna manera sentía que cuando intentaba hacer una oración solo salían palabras que un niño de tres años pronunciaría. Suspiró después de repasar más palabras, pero finalmente dejo de lado el pequeño cuaderno y tomo su bebida esperando relajarse unos segundos.

Hizo una lista mental de sus deberes, pensando en el fin de semana que la aguardaba una vez volviera a su apartamento. Las clases eran llevaderas, pero ahora debía mantenerse organizada sino quería quedarse en vela con tareas a medias.

Deberes de francés, una presentación sobre la indumentaria del siglo XIX, bocetos sobre una idea para un proyecto sobre principios de tecnología textil...

Jisoo hizo un puchero mientras el amargo recuerdo de todas esas tareas arruinaba el dulce sabor de su refrigerio. Ser universitaria era una tarea diaria, aunque ella habría creído que se volvía sencillo con el paso del tiempo. Sin embargo, la idea de lograr ese intercambio y de seguir sus propios sueños la mantenía ahí, con la cabeza sobre los hombros mientras estudiaba esas frases trilladas en francés.

La hora de su ultima clase llego, por lo que tomo todas su cosas y después se dirigió al edificio donde las clases extra curriculares se impartían. Lenguas, música, talleres recreativos y otras clases que estaban disponibles para cualquier carrera. Jisoo disfrutaba visitar ese edificio, ya que había muchas personas distintas y podía aprender sobre lo que otros estudiantes hacían en sus respectivos ramos. Recorrió los pasillos mientras esquivaba a otros alumnos hasta llegar a la puerta del aula asignada para su clase de francés.

Fue directo a su asiento, justo en medio de los asientos y lo suficientemente adelante para no perder detalle de las notas en la pizarra. la profesora aún no aparecía, solo algunos alumnos recién llegaban mientras hablaban entre ellos. Jisoo coloco sobre el pequeño escritorio sus notas, su estuche y el libro de texto, esperando a que la clase comenzara. Algunos minutos pasaron cuando la profesora entró con un maletín en mano y su acostumbrado moño alto perfectamente peinado, todo en conjunto con esos anteojos finos y su esmalte de uñas rojo simplemente aterrorizaban al mismo tiempo que provocaban cierta molestia.

—Bonjour — dijo la profesora en un perfecto acento francés.

Si, la profesora insistía en hablar en francés durante la clase. Frases tan simples como "¿Puedo ir al baño?" o "¿Podría repetirme la pregunta?" debían ser pronunciadas en francés si esperabas lograr obtener lo que necesitabas. Jisoo intentaba evitar esas situaciones, aunque la única vez que se había visto en la necesidad de usar su limitado francés había logrado salir del aula sin pasar por demasiada vergüenza.