t r e i n t a i u n o

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El sol había comenzado a ocultarse en el alba, pinceladas anaranjadas y rosadas pintaban el cielo mientras las nubes parecían irse lejos dando paso a las primeras estrellas. Para ese momento ambos caminaban por la acera, a un par de calles del edificio donde Jin rentaba su pequeña habitación. Después de una larga conversación y muchas reprimendas de la joven, finalmente se dirigían a su vivienda con la intención de recoger las cosas que Seokjin pudiera necesitar para pasar unos días en casa de Jisoo.

Unos días, Jisoo había dicho unos días y esas dos palabras aún le provocaban escalofríos a Seokjin.

Jisoo había entrado en su fase más terca y dominante, lo cual solo hacía sentir a Seokjin más nervioso y ansioso. La joven estaba decidida a mantenerlo vigilado y cuidarlo, además de asegurarse de que comiera adecuadamente y descansara como era debido. Y así, habían terminado frente a la fachada del viejo edificio donde seguramente Jisoo se daría cuenta de la pésima condición en la que vivía...

<< Fantástico >> pensó Seokjin cuando llegaron a la entrada principal.

Es aquí — dijo Seokjin.

Jisoo observo el edificio y asintió, no había señal de decepción o desagrado por su parte, así que Jin se limitó a caminar hacia la entrada seguido de la pelinegra. Ambos jóvenes atravesaron la entrada, el interior estaba silencioso y vació, lo cual Jin agradeció en su mente. Sus pasos resonaron por el vacío vestíbulo hasta las escaleras, subieron en silencio hasta que Jin giro a la derecha en un pasillo nuevo. La pelinegra observaba el lugar, parecía un edificio común y corriente, del mismo tipo que algunos estudiantes solían vivir durante su carrera. ¿Qué tenía de malo ese lugar? Es decir, no era demasiado moderno, no estaba decorado ni nada parecido, pero parecía apacible y agradable.

El rubio detuvo sus pasos frente a una puerta en medio del pasillo, rebusco en sus bolsillos hasta que dio con las llaves y sin demasiado entusiasmo abrió la puerta. Al menos había dejado aquel espacio limpio, aunque eso solo lo hacía que el interior luciera más vacío de lo que en realidad estaba. Seokjin dejo entrar a Jisoo primero, por lo que Jisoo tuvo una completa visión de la habitación: un recibidor donde una pequeña mesa hacía de comedor, una cama en el fondo del espacio con una pequeña mesa a un costado; una cocina integral de más o menos metro y medio y lo que parecía ser la puerta que llevaba al baño.

Seokjin cerró la puerta, mientras Jisoo se adentraba más en la pequeña habitación hasta dedicarle una mirada al rubio. De repente parecía incomodo, como si la presencia de Jisoo simplemente pusiera así a Jin. ¿Seokjin no deseaba tener a Jisoo en su hogar? Ese pensamiento hirió a la joven, porque ella consideraba a Seokjin como alguien especial.

Voy a... buscar mi ropa — murmuro Seokjin.

Jisoo se limitó a asentir, mientras tomaba asiento en la mesa del centro de la sala. Seokjin fue hacia el armario anclado a la pared y comenzó a rebuscar en el interior con más lentitud de la necesaria. De verdad Seokjin no deseaba ir a donde Jisoo, la idea de dormir y pasar tanto tiempo solos en un mismo espacio era... vergonzosa. Podía sentir como sus mejillas ardían y los latidos de su corazón parecían descontrolarse. ¿Desde cuándo Jisoo lo ponía tan... nervioso?

Era la primera vez que lo desconcertaba la fuerza de sus sentimientos, como si la impresión que la joven tuviera de él fuera lo más importante. Lo último que Jin quería era ser una carga, mucho menos para quien era su única amiga. La mente del rubio era torturada por millones de pensamientos sobre lo que Jisoo podría pensar sobre él a esas alturas.

<< Debe sentir lastima >> se dijo internamente el rubio. Cualquiera lo haría al ver el lugar donde vivía, más aun cuando la joven ya conocía cierta parte del rechazo de su familia. Seokjin no podía evitar sentirse cada vez más pequeña conforme los minutos pasaban.

𝑺𝒐𝒇𝒕 ✩ k.seokjin • k.jisooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora