𝑺𝒐𝒇𝒕 ✩ k.seokjin • k.jisoo

v e i n t i n u e v e

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Había pasado bastante tiempo, tanto así que para Jisoo fue difícil recordar con exactitud el momento en que todo se había terminado entre Jiyong y ella.

¿A quien le gustaba recordar una ruptura? Para aquel entonces Jisoo había empujado todo recuerdo hacia lo más profundo y recóndito de su mente, con la única intención de olvidar y avanzar.

Ese primer corazón roto, tan amargo y cruel.

Todo ocurrió un viernes cualquiera, después de la escuela. Una Jisoo de 16 años caminaba por la acera, las clases habían concluido más temprano de lo habitual debido a una reunión de maestros. Tenía aproximadamente dos horas libres, por lo que pensó en reunirse con Jiyong.

Con ese plan en mente fue hasta la universidad donde su novio estudiaba, pero el mismo Jaewon le había dicho que este se había ido justo después de que sus clases terminaran. Comenzó a buscarlo por los alrededores de la Universidad, donde Jiyong solía pasar el tiempo entre clases.

La vieja tienda de instrumentos que frecuentaba para escuchar discos gratis, la vieja biblioteca donde se escondía para escribir y dormir un poco. Incluso la vieja bodega donde Jiyong y sus amigos pasaban horas haciendo locuras o simplemente divirtiéndose.

Pero Jiyong no estaba por ninguna parte.

La joven pelinegra siguió caminando por las calles hasta que llegó a la vieja pista de patinaje. Justo en la parte trasera, había un acceso a un edificio abandonado cuya azotea era de los lugares donde Jiyong podía ocultarse horas simplemente observando el cielo.

<<Claro, debe estar ahí>> pensó ella.

Jisoo trotó por la acera hasta rodear la pista de patinaje, en su mente meditaba sobre la posibilidad de patinar con él antes de volver a casa. Sonrió ante la idea, entró por el callejón hasta la parte trasera del edifico para dirigirse al viejo edificio que permanecía oculto detrás. Era de casi la misma altura que la pista de patinaje, aunque definitivamente más viejo. La primera vez que habían ido ahí juntos, Jisoo había estado asustada debido a su miedo a las alturas, pero el suave agarre de la mano de Jiyong sobre la suya le había dejado disfrutar de la hermosa vista de la pequeña ciudad que podían apreciarse desde ahí. Entró por la pequeña puerta Justo como Jiyong le había mostrado, y después subió por las escaleras.

De forma sigilosa subió y subió, guardando pequeñas risas detrás de sus labios para evitar ser descubierta.

Quería sorprenderlo.

Llegó al final de las escaleras, empujó la puerta con cuidado de no hacer ruido y asomó su cabeza por el pequeño espacio que había disponible. Un rápido vistazo a la zona de la azotea, un grito ahogado y el mundo de Jisoo se vino abajo en un instante.

Jiyong, su novio; de pie junto a la cornisa del edificio... con una chica.

Jisoo siguió mirando, sólo porque una voz indignada en su mente la obligó a ver el rostro de la chica con la única intención de darle un rostro a su ira.

La intrusa de cabellos rubios sostenía los hombros de Jiyong, y cuando la pelinegra notó el ángulo de sus rostros sintió que su vista se nublaba debido a la rabia, y quizás al llanto.

Estaban besándose.

Jiyong estaba besando a otra chica.

Jisoo no pudo moverse de su sitio, obligándose a observar lo que ocurría ante sus ojos. Jiyong se alejó de la chica, empujando lentamente sus hombros hasta que ella se separo completamente y le dedico una mirada confundida. El chico estaba por decir algo cuando su mirada se topo con un par de ojos asustados, que observaban la escena desde la puerta de acceso. Cuando la pelinegra se dio cuenta de que Jiyong había notado su presencia, se obligó a moverse de prisa y huir del lugar. En un movimiento en falso, Jisoo golpeó la puerta llamando la atención de la chica y de Jiyong, confirmandole al chico que había alguien ahí.