𝑺𝒐𝒇𝒕 ✩ k.seokjin • k.jisoo

v e i n t i c i n c o

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Enero.2015

¿Por qué las vacaciones debían pasar tan rápidamente? Esa pregunta rondaba los pensamientos de Seokjin, quien permanecía detrás de la barra explicándole pacientemente al pelinaranja como funcionaba la máquina frente a ellos.

Un nuevo año con nuevos rostros.

Finalmente el señor Chen había contratado más ayuda, aunque ahora el castaño se había convertido en el tutor del nuevo chico. Verlo ahí intentando recordar que botón oprimir primero mientras intentaba colocar el filtro lleno de granos de café le traía algunos recuerdos. Era increíble la velocidad con la que el tiempo parecía avanzar, pronto ya tendría cinco meses completos en la cafetería.

— No lo presiones demasiado Jimin, vas a atascarlo — indicó Seokjin.

El muchacho de cabellos anaranjados se detuvo inmediatamente y murmuró un rápido "lo siento" antes de volver a su tarea.

Park Jimin había iniciado como mesero un par de días atrás, pero en los ratos libres de trabajo o con poca clientela Seokjin aprovechaba para mostrarle cómo hacer otras cosas. El muchacho era menor que Jin, en estatura y edad. A simple vista, el chiquillo parecía una extraña mezcla de adorabilidad y torpeza, con lo justo de apariencia digna de algún anime cursi. Era amable y muy atento, pero poco paciente y bastante despistado. Al servir mesas  mesas solía trastabillar y golpearse con los anaqueles, pero cuando le sonreía a los clientes parecía que nada más era necesario para ellos.

— ¿Así está bien? — preguntó inseguro el menor.

Jin observó como la máquina estaba colocada para comenzar con la preparación del expreso, mismo que serviría para preparar alguna bebida.

— De acuerdo, creo que lo tienes.

Jimin sonrió mientras aplaudía en señal de festejo, haciendo a Jin reír por su evidente entusiasmo. El trabajo en la cafetería ahora era ligeramente más llevadero, aunque todavía existían esas tardes que se volvían interminables para el castaño.

Un propósito para ese nuevo año era definitivamente conseguir algún equilibrio en su vida.

Si, sería complicado, pero sabía que podía lograrlo.

El trabajo en la agencia se mantenía esporádico; no había ocurrido nada más excepto unas fotos para un catálogo, mismas que se resumieron en Seokjin sosteniendo algunas maletas deportivas y luciendo zapatos casuales.

Pero trabajo era trabajo.

Ya disponía con un poco de dinero en su pequeño frasco de cristal, sin embargo aún era muy poco para una inscripción a la universidad. Pero estaba siendo positivo, aunque francamente aquello se le daba fatal.

Suspiró mientras iba a la trastienda por algo más de saborizante de vainilla y granos de café. El menú navideño aún no desaparecía por lo que había muchas bebidas especiales que tenía que seguir preparando, lo cual sólo hacía más difícil enseñarle a Jimin ya que no tenía sentido mostrarle a hacer bebidas que desaparecerían en algunos días. Tendría que tener fe en las capacidades del muchacho, al menos hasta que la primavera comenzara a dar señales de vida.

Tomó lo necesario de los anaqueles y volvió a la barra. Momentos después pudo ver a un pelinaranja atravesar el pasillo frente a la barra, iba con una bandeja llena de servilleteros en ambas manos intentando que ninguno cayera al piso. De un momento a otro Jimin trastabilló y cuando Seokjin menos lo pensó vio al joven gritar antes de caer hacia atrás sobre su espalda.