s i e t e

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Habían pasado semanas, después de que Yoongi le fotografiara mas y se despidiera de él, Jin tuvo que esperar a que el señor Song regresara y le indicara que debía hacer. Cuando el hombre volvió envió a Jin a casa, pidiéndole que en su siguiente día libre le contactara, lo cual desconcertó al castaño. Por suerte no había abandonado su trabajo en la cafetería, aunque volver al lugar después de haber escuchado que tenia la posibilidad de hacer algo mayor había sido difícil al día siguiente.

Siguió con sus días sin decirle nada a nadie, aunque incluso Hyerin había mencionado lo abatido que lucia. De nuevo se guardo aquellos pensamientos donde todo su pequeño plan se desmoronaba y siguió trabajando, aun bajo el escrutinio del señor Chen. De vez en cuando se escabullía detrás de la barra y le daba un rápido vistazo a su teléfono, pero no había ni un solo mensaje o llamada perdida.

Hasta que alguien llamo.

La voz de Yoongi al otro lado de la linea le sorprendió con creces, pero cuando Jin recobro la compostura escucho al chico darle indicaciones, y pedirle que regresara a la agencia. Tuvo que aguardar a su siguiente día libre, el dinero era algo que no podía descuidar y la renta de su habitación se aproximaba. Con algo mas de animo tomo el metro y fue al edificio donde se encontró de nuevo con la recepcionista con su expresión rebotica.

Después de que la mujer lo reconociera y llamara a la oficina, Jin subió por el elevador, esta vez solo, hasta el piso que según recordaba daba a la oficina del señor Song. Con la respiración entrecortada y el pulso acelerado el castaño llevo sus pasos hasta el cubículo de cristal donde había hablado con el señor Song y Yoon. Pudo ver a lo lejos a una mujer, sentada en el escritorio frente al señor Song, quien parecía animado y feliz mientras le hablaba.

El joven frunció el ceño un momento antes de aproximarse a la puerta y dar un par de golpes hasta que la mirada del señor Song se dirigió a el. La mujer sentada también vio al joven castaño, y una sonrisa cálida se dibujo en sus labios.

¡Seokjin! Pasa, recién estábamos hablando de ti — exclamo el señor Song.

Jin hizo una reverencia y entro a la oficina. El señor Song se acerco a el rápidamente y lo tomo fraternalmente del hombro mientras lo colocaba frente a la mujer que permanecía sentada.

— Seokjin, quiero presentarte a Julianne Kwon, una gran amiga y estilista — dijo el señor Song.

El joven abrió los ojos algo sorprendido, después le dedico una reverencia formal a Julianne y ella a su vez se puso de pie y saludo a Jin. Era alta, casi tanto como Jin, enfundada en un traje sastre con la falda mas colorida que Jin hubiera visto en su vida, cabello lacio que permanecía detrás en una coleta baja y una sonrisa que transmitía seguridad a kilómetros.

— Es un placer conocerte Seokjin, Hobeom ha estado presumiéndote durante toda la mañana.

La suave voz de Julianne y sus palabras hicieron que Jin se sintiera algo nervioso, aunque estaba feliz de que el señor Song hubiera hablado de él. ¡No lo había dejado en el olvido!

— Estuve arreglando algunos pendientes, y llame a Julianne porque necesito que ella trabaje contigo.

Jin abrió los ojos como platos, observo a ambas personas frente a él y después trato de hablar.

— ¿C—Conmigo? Pero... yo todavía... quiero decir...

Julianne le sonreía con algo de ternura, y es que la mujer todavía encontraba algo adorable al chico frente a sus ojos. Hobeom solía encontrar a los éxitos en donde menos lo esperabas, pero aquel muchacho parecía aun tan perdido y cohibido. Ciertamente era atractivo, tenia la estatura y los hombros que cualquier hombre querría, y sus facciones eran bastante limpias. Aun asi, como la especialista y estilista que era Julianne había visto a metros las cosas con las que debería comenzar, y la principal era la falta de presencia del chico.

𝑺𝒐𝒇𝒕 ✩ k.seokjin • k.jisooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora