t r e i n t a y c i n c o

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"El tiempo es la distancia más larga entre dos lugares, dos personas y dos corazones..."











El sonido del despertador aumentaba conforme Seokjin recuperaba la consciencia después de haber dormido durante nueve horas seguidas, lo cual era sin duda alguna un logro. Cuando sus ojos se abrieron se encontró de nuevo en una familiar habitación, cuatro paredes desgastadas por el tiempo y el rastro del sol colándose por la ventana.

Estaba de vuelta.

Había vuelto la tarde anterior, después de despedir a Jisoo cuando ella volvió de la escuela. Una visita rápida al súper mercado y estaba de vuelta en su pequeño hogar. Ahora debía prepararse para volver al trabajo, además de mentalizarse para una nueva sesión de fotos que Julianne le había asignado para ese mismo fin de semana.

Con pereza se levantó de la cama y fue hacia el baño para tomar una ducha, esa mañana volvería a la cafetería después de una semana. El señor Chen le había advertido que debía asistir solo si estaba completamente recuperado, al parecer la clientela no había disminuido ni un poco; presentarse sin las óptimas condiciones solo iba a presentar una carga para sus compañeros. Pero Seokjin se sentía renovado, su cuerpo ya no se sentía pesado o cansado, los rastros de fatiga se habían ido; incluso el golpe que se había hecho al desmayarse en la cafetería no era más que una cicatriz prácticamente imperceptible.

En su mente, Seokjin agradecía cada uno de los cuidados y atenciones de Jisoo; él le debía su mejoría a su amiga. Todos eso días al lado de la pelinegra parecían alejarse con velocidad, aunque de alguna forma el rubio sabía que no debía aferrarse a ellos por el bien de su propia salud mental.

Se había despedido de Jisoo con un nudo en la garganta, intentado no parecer demasiado triste o decepcionado. Aunque, para sorpresa del rubio; la pelinegra lo había despedido con un brillo extraño en sus ojos. Por un momento Seokjin permitió que su mente creara escenarios extraños, donde Jisoo lo extrañaba y también sentía esa melancolía al verse sola de nuevo. Después de todo, soñar no costaba nada.

Pero ahora debía volver a su vida, y lo primero que tendría que hacer era salir de la cama y prepararse para el trabajo. Así que con un suspiro Seokjin abandono la comodidad que las sabanas le habían proporcionado y se estiro en busca de desperezar su cuerpo. Con pasos algo entorpecidos fue hasta el baño y comenzó a asearse.

Buscar su uniforme en su pequeño armario resultaba irreal, aun cuando solo había pasado una semana sin haberlo hecho. Volver a su rutina parecía tan monótono que casi sintió lastima de sí mismo. Sin embargo, estaba decidido a dar lo mejor de sí mismo en todo lo que se propusiera.



— ¡Seokjin hyung!

Antes de que Jin pudiera darse cuenta estaba siendo estrechado en un abrazo mientras una cabellera anaranjada se movía en su campo de visión. Apenas había atravesado la entrada de la cafetería cuando Jimin se lanzó en su dirección y le dio la bienvenida con una sonrisa. La efusividad del acto tomo por sorpresa al rubio, pero cuando se encontró con el rostro iluminado de alegría del menor no pudo refutar nada en contra de sus acciones.

Hola a ti también, Jimin.

¿Cómo estas hyung? ¿Estas recuperado? ¿Te dolió el golpe? ¿Por qué...?

Esas son muchas preguntas, Jimin. No abrumes a Seokjin tan rápido.

Hyerin apareció detrás del pelinaranja, saludando con la mano en el aire al recién llegado. Seokjin respondió el gesto mientras Jimin lo dejaba libre y se disculpaba por incomodar al mayor.

𝑺𝒐𝒇𝒕 ✩ k.seokjin • k.jisooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora