➳ Tres.

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El pequeño omega simplemente despertó en una habitación, sabía que, cuando cayó al suelo luego del sorpresivo empujón de parte del alfa, había caído inconsciente. Sabía que ahora posiblemente estaba en la cabaña a la cual lo habían trasladado, observó como a la lejanía de él se encontraba un pichel lleno de agua y un vaso. Su garganta se secó en necesidad y observó como aquel vaso lleno de agua comenzaba a llamarlo... su omega aulló en desesperación por llegar hasta allá, débilmente inició a moverse, dándose cuenta de que sus piernas aún seguían algo adormiladas y su cuerpo cosquilleaba.

Cuando logró levantarse de su cama, un gruñido salió de sus labios. Su omega estaba herido, su cuerpo estaba herido, intentó dar un paso alargado para que fuese lo suficiente lejano para llegar con más rapidez hacia aquel vaso de agua que estaba posicionado encima de una mesa. Apenas dio el primer paso, sus piernas fallaron y cayó directamente al piso de madera. Golpeó su brazo, haciendo que un dolor comenzara a nacer en ese lugar golpeado. La piel rojiza comenzó a notarse y simplemente suspiró tragándose las prontas lágrimas, mordiendo su labio inferior.

Había algo que hacía que una de sus piernas pesaran, fue cuando se dio cuenta de que, efectivamente, su pierna derecha estaba atada a la pata de la cama donde se supone que dormiría. Volvía a estar amarrado, tal como fueron los días anteriores, ninguno de los dos (el alfa y el beta), estaban teniendo cuidado con él; los nudos que hacían en su cuerpo estaban muy apretados y rasgaban con facilidad su piel. Le hacían daño, le dolía y lo hacía llorar.

Quería ir tras el agua, quería beber toda el agua que se encontraba ahí, no le importaba si esta estaba lo suficiente fría como para congelar su cerebro, lo único que quería hacer era beberla, beber todo lo que no pudo hacer al cabo de los días que estuvo encerrado. Su lobo comenzó a sollozar, su lobo estaba rasgando su cuerpo y gruñía en desesperación.

— A-ayuda—Logró decir, las palabras quedaban atoradas en su garganta. La necesidad del agua era increíble en este momento, su garganta se encontraba tan seca que con solo hablar, decir algo, ya sentía como si un vidrio pasara por esta—: ¡A-alguien ayúdeme!

Su omega sollozó y gritó fuertemente, estaba llamando a alguien, estaba gritando e implorando porque lo soltasen y le dieran algo de comer y de beber. Estaba gruñendo con fastidio, se sentía mal, sentía que iba a morir en cualquier momento. Escuchó unos pasos que se acercaban a su habitación y rápidamente, ignorando sus débiles piernas y el recién golpe en su cuerpo, contrajo su cuerpo, bajando la mirada con temor.

Los pasos dejaron de escucharse... como si la persona únicamente estuviese parada tras la puerta, no se escuchaba ninguna palabra, pero sí una respiración. Efectivamente había alguien detrás de la puerta. No podía sentir el olor de la persona, tampoco podía distinguir si era un alfa, un omega como él o un beta.

— Y-yo... —Tragó pesadamente, aún sentía que su garganta lo mataba, sentía que no podía hablar con toda la libertad que quería—, deseo agua, por favor... solo eso, prometo portarme bien, prometo ser un buen omega.

Su lobo otra vez comenzó con su canto, un canto desolado y lleno de melancolía y tristeza. Su omega aullaba por piedad, por agua, por comodidad.

De pronto, la puerta se abrió, dejando entrar a una persona, sin embargo, el omega nunca alzó la mirada. Lo único que hizo fue mover su cabeza hacia el lado derecho, dejando a la vista su cuello blanquecino desnudo.

Jimin estaba en la pose de sumisión.

— A-agua—Y levantó la mirada lentamente, pero dejando a la vista aun su cuello. Ahí estaba el alfa que lo había dejado en la inconsciencia, el olor a flores ya no lo sentía... ahora ya no tenía olor a nada ¿será que había utilizado algún tipo de aerosol para ocultarlo? —, por favor...


Finding The Omega ✬ YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora