➳ Cuatro.

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Jimin se encontraba únicamente con un bóxer de color blanco en su cuerpo; estaba tiritando de frío y su cuerpo se encontraba tan helado que él pensaba que iba a morir de una hipotermia en ese momento. No se encontraba en su habitación, estaba en una sala donde no había luces, todo era oscuridad... bueno, de vez en cuando se encendían unas luces como de discoteca en la parte donde él estaba. Las lágrimas ya habían empezado a salir de sus ojos, parecía que eso era lo único bueno que sabía hacer, llorar. Lloraba día y noche, el beta, V, ya había venido a regañarlo muchas veces a causa de su llanto, ya que no dejaba a nadie dormir y también hacía que su rostro se inflamara.


Aquí todo lo importante es el físico. O eres lindo, o te vas de una vez y a nadie le importará como te sentirás.

El bóxer, que era lo único que cubría su cuerpo, se pegaba tan bien a él. Cada pequeño movimiento que hacía o cada vez que temblaba, eso hacía que el fotógrafo disfrutara de la pieza de arte que tenía frente a él. Jimin se encontraba llorando, tal vez no a la exageración, pero se encontraba haciéndolo. Se sentía de alguna forma... violado. Su padre siempre lo había protegido de todo tipo de peligro, nunca lo dejaba salir de casa solo y, cuando lo hacía, dejaba el olor a alfa en el cuerpo del omega para que ninguna persona fuese a acercársele.

Su padre había fallado la misión en protegerlo ¿cómo le habría caído la noticia de la desaparición de su único hijo? Y es que, Jimin, estaba tan acostumbrado a la presencia de un alfa cerca de él, estuvo acostumbrado por mucho tiempo al olor de su padre sobre su cuerpo, que ahora se siente vacío. Extraña a su padre, lo extraña tanto que lo primero que quiere hacer cuando lo vuelva a ver es hundir su nariz en su cuello, extraña el olor a protección. Era más una necesidad que una elección.

— ¡De perfil! —El grito había sobresalto al omega que estaba sumido en sus pensamientos, rápidamente y sin rechistar en ningún momento se ubicó de la forma en la que ellos querían. El fotógrafo era un beta, pero la sesión fotográfica estaba llena de alfas que lo veían con ojos llenos de hambre—, aprendes rápido. Eres una buena joya, eres... exquisito.

Jimin negó mientras contenía las lágrimas en sus ojos, odiaba aquellos halagos, los odiaba; quería desaparecerlos.

— Un buen alfa te acogerá en su hogar y te llevará con él con estas fotos que estoy sacando... te ves tan sumiso y precioso—El fotógrafo continuaba hablando de cosas que a Jimin no le interesaban—. Le tendrás que dar una buena noche apenas seas comprado, no nos importa si lo harán en tu habitación o si te llevará hasta su hogar; tienes que aprender a complacer a tu alfa—El omega se encontraba negando mentalmente y fisicamente, odiaba que le dijeran aquello; él no quería complacer a ningún alfa y tampoco quería que se lo llevaran.

El miedo comenzó a olerse en el ambiente. Era un olor dulce y fresco; de repente, todos los ojos de los alfas en el lugar –incluso el del beta-, se centraron en el sublime omega que estaba temblando en medio de la sesión. Los ojos de los alfas se movían de arriba hacia abajo, observando atentamente cada curva y lunar del cuerpo delicado, grueso y bien formado del omega. El olor a miedo se podía sentir, eso hacía que los alfas sonrieran con satisfacción, les encantaba poder sentirse en la cima de todo; poder saber que ellos causaban aquel tipo de temor.

— Suga dice que la sesión tiene que terminar ya—Habló uno de los alfas, quien recientemente había colgado una llamada—, el omega tiene que ir a descansar a su habitación. Mañana tendrá un día bastante... agitado.

— ¿Qué tiene para mañana? —Mientras el beta que estaba encargado de tomar las fotos continuaba observando fijamente el cuerpo de Jimin, mientras de vez en cuando el flash aparecía, había hecho aquella pregunta. La curiosidad le carcomía—, ¿cuándo se lo llevarán? Entra más tiempo pasa aquí, más posibilidades de que su padre lo encuentre.

Finding The Omega ✬ YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora