04: « Parecía un maldito pervertido »
Justin.
Todavía en mi mente seguía repitiendo la escena que había sucedido en mi casa, estuve a punto de besar a Peyton Fell, pero por suerte el timbre de la puerta nos interrumpió o seguramente otra fuera la historia. Cada vez que lo pensaba, no podía evitar ponerme rojo, no sabía ni cómo diablos sentirme.
Incluso para venir a trabajar tuve que arrastrarme, no sabía cómo mirar a los hermanos Fell sin acordarme de ella, ¡iba a morirme de frustración! Pero tenía que superarlo y en algún momento borraría ese tonta escena. Sí, pronto lo haría, solo tenía que distraerme.
Me quite la gorra y me levante de la silla, no podía permitir que mi mente me controlara. Mejor me distraía con mi trabajo.
Encendí la radio y tome mis herramientas para empezar a reparar el auto del señor Smith, no entendía a ese hombre, podría comprarse otro auto, pero prefería traerlo al taller. Pero igual nadie se quejaba ya que pagaba muy bien. Todos los chicos se habían largado a tragar, pero yo me había quedado porque era mi turno, igual esperaba que me trajeran comida porque mi estómago rugía.
Me coloque bajo el auto, el sol daba lo suficiente fuerte para que pudiera hacer mi trabajo, pero se pronto eso desapareció, mi cabeza giro automáticamente para ver unas piernas largas y bronceadas. Sentí como el miedo y nerviosismo corrió por mi cuerpo, sabía muy bien quien era y yo no tenía por donde huir.
—¡Hey, Justin! —me saludo.
No te agaches, por favor, no lo hagas.
Peyton se terminó agachando de costado, no solo mostrándome su cara, también su cuerpo, pude ver como su pequeña falda se alzaba, sentí como el aire abandonaba mi cuerpo, pero lo recupere al recordar quien era. En mi intento de escapatoria y piensa rápido, me golpee contra el auto, pero igual salí de ahí, y me limpie las manos de grasa con un pañuelo para disimular.
—Ouch, eso debió dolerte, ¿te encuentras bien?
Simplemente asentí, todos los recuerdos regresaron de inmediato. No te pongas rojo, no te pongas rojo. Me quede mirando el piso, no quería verla y pensar en sus labios. Pero tampoco podía ser descortés.
—Hola, Pey —la salude al fin, y me encontré con sus ojos—. Uhm, ¿qué te trae por aquí?
—Te he traído comida —ella alzo una bolsa de hamburguesas del mejor restaurante del pueblo—. Espero estés con hambre, aquí hay tres para ti solito.
—¿Cómo sabias qué ten...?
—Frank me las dio, así no te mueres de hambre en lo que ellos demoraban.
Maldito y bendito seas, Frank.
—Gracias, Pey.
Ella estiro su mano para que tomara la bolsa, pero yo no hice ningún movimiento, tenía miedo de agarrarla, pero tampoco quería morir de hambre y quedar como un idiota cobarde. Alce mi mano para tomar la bolsa, y sentí como sus dedos con los míos se rozaron. Sentí como si fuera una corriente eléctrica, ¡no podía estar sucediendo esto! No, esto era demasiado complico para ser explicado, pero la verdad es que ni yo podía pronunciar esas... palabras.
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Inocente
Fanfiction« No huyas de mí, bebé » © 2017 baexkiss. #26 en Humor » 17 de Junio, 2018. #55 en Humor » 05 de Junio, 2018. #67 en Humor » 27 de Mayo, 2018. #140 en Fanfic » 25 de Febrero, 2018. #279 en Fanfic » 03 de Diciembre, 2017. #418 en Fanfic » 13 de Novi...