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17: « ¿Esa es Peyton? »
Estornude por sexta vez, me encontraba demasiado enfermo, ¿pero cómo no? Frank y yo habíamos estado bajo la lluvia durante una hora, todo por intentar arreglar el auto, pero al final nos fuimos corriendo a casa. Ahora estaba yendo a la farmacia para comprar un medicamento que me ayudara, a menos Frank me dijo cual podría ayudarme a recuperarme rápido. Cerré los ojos cuando el semáforo se puso en rojo, y espere los minutos.
Cuando los abrí para ver si habido de color, no fue así. Por favor, que se apure, necesito regresar a casa rápido... ¿Esa es Peyton? ¡Sí, es Peyton! Ella se encontraba con una sonrisa de oreja a oreja, su cabello rubio estaba suelto y usaba su habitual vestimenta: un vestido floreado. Se veía tan hermosa... Alto, ¿qué?
—¿Sean? —murmure para mí mismo al verlo acercarse a Peyton con un helado.
¿Qué está pasando aquí?
Mi corazón se detuvo. Vi como Peyton recibía el helado de chocolate y ambos comenzaron a caminar. Sean le hablaba, y ella se reía contenta, ¡demasiado contenta! Los seguí con la mirada hasta que giraron la calle, y entonces la bocina de un auto me hizo saltar en mi asiento.
—¡Lo siento! —me disculpe.
Pise el acelerador y me estacione cruzando la calle. Y me baje de inmediato para seguirlos, sí, para seguirlos. Peyton era mi chica, aunque nadie lo sabía. ¿Qué estaba haciendo con Sean? Sí, sí, tal vez son amigos, pero yo le dije que estaba enfermo y en verdad pensé que iría a mi casa para cuidarme, y mimarme unas horas. ¡Pero no, estaba con Sean!
Cuando llegue a la calle por donde ellos estaban, pude verlos frente a la florería. Que no se atreva Sean a comprarle flores o... ¡Ah, le acaba de comprar un girasol! Y Peyton lo recibió. Apreté mis dientes al ver su reacción... esa reacción que solo debía tener conmigo o su familia.
Respira, Justin, respira.
—Luces fatal.
Casi grite cuando escuche la voz de Missy a mi lado. Puse mi mano sobre mi corazón para demostrarle el pequeño paro cardíaco que me había causado.
—¿No deberías estar muriendo en tu cama?
—Sí... solo iba a la farmacia.
—¿A pie? —alzo una ceja.
—Sí, a pie... para que el viento me cure.
Missy claramente no me creía, me lanzo su típica mirada de lo que tú digas, amigo, y se encogió de hombros para restarle importancia.
—No sé qué estás haciendo, pero suerte.
—Gra-cias. Adiós, Missy.
Ella volvió a entrar a la tienda, y cuando se alejó lo suficiente de la ventana. Volví a lo que estaba haciendo: perseguir a Peyton y Sean. Camine de manera rápida para alcanzarlos. Por un momento pensé que los había perdido, pero los encontré chalando, mientras esperaban a que la luz del semáforo cambiara de color.
