26: « ¡¿Cómo pudiste?! »

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26: « ¡¿Cómo pudiste?! »

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26: « ¡¿Cómo pudiste?! »

Apenas salí del hospital, intente llamar a Justin, pero no recibí respuesta o una llamada de regreso. Solté un bufido y me tire en mi cama, mientras miraba el techo. Hoy había sido un día demasiado intenso para mí, necesitaba relajarme y borrar casi todos mis pensamientos...

Escuche mi celular sonar: ¡mi Justin! Casi salte para contestar, pero resulto ser mi amiga.

—¿Cómo estás, cariño? —me pregunto.

—Bien. Estoy intentando llamarlo, pero no me contesta.

—Dale tiempo, tal vez necesita pensar un poco...

Ella tenía razón, yo no podía estar presionando a Justin después de lo ocurrido. 

Decidí hacerle caso a Georgina y deje a Justin en paz el resto que quedaba de noche. Pero al día siguiente iría a verlo sí o sí. Corte la llamada cuando empecé a bostezar y termine durmiéndome tarde, casi madrugada, pero valió la pena por conversar con Geo.

A la mañana siguiente, todo paso tan rápido, solo podía pensar en una cosa: Justin. Cuando llego la hora de salir de la escuela, salí corriendo para al taller, llegue casi con la mochila cayéndose, pero lo logre.

—¡Hey, hola, Pey! —saludo Hank.

—Hola, hermano.

Mire disimuladamente a mi alrededor, y no encontré a Justin, ni tampoco salió. Supongo que era su día libre aunque calculando la fecha, hoy no debía ser su día libre. Solté un suspiro frustrada y dibuje mi mejor sonrisa para mis hermanos, y me apresure al marcharme con la mentira que me moría de hambre.

—¿Y hablaste con Justin? —pegunto Geo apenas contesto el teléfono.

—No se encontraba en el taller.

Mi amiga también solo un suspiro frustrado, ella quería que ambos habláramos y arregláramos todo.

—Entonces ve a su casa, seguro debe estar ahí.

Nuevamente le hice caso, y me desvié de mi camino para irme caminando a casa de Justin, aunque estaba quedaba un poco lejos, no me importo. Llegue después de veinte minutos y toque la puerta de madera, espere impacientemente a que abriera, pero no lo hizo. Toque durante cinco veces, pero no respondió. Me atreví a espiar por las ventanas, pero no había nadie dentro.

¿Dónde estaba Justin?

Salí del área de su casa y volví a la acera, me quede unos segundos esperando a que abriera, pero no lo hizo. Supongo que debe estar en casa de su madre, pero no iba a ir hasta allá. Me di media vuelta y emprendí mi camino a casa.

Supongo que mañana podríamos hablar, cuando él regresara.

[...]

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