34: « ¿Qué haces aquí? »

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34: « ¿Qué haces aquí? »

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34: « ¿Qué haces aquí? »

Peyton.

Solté otro suspiro antes de girarme nuevamente sobre la cama.

No podía, no podía dormir cuando acabo de despertar de dos estúpidos meses en coma... ¡no lo podía creer todavía! Mamá tuvo la amabilidad de explicarme lo sucedido luego del accidente con más detalles, mientras Frank estaba intentando tranquilizarse para no gritarme... pero igual lo hizo.

No sé cómo mierda se le ocurre a Justin decirle eso a mi familia. Él fue quien me dijo que yo lo arruinaba todo, tenía la perfecta oportunidad para deshacerme de mí cuando me accidente.

Lo odiaba, lo odiaba por amarme y por gritármelo en la cara.

Pero siendo sincera: ahora no me importaba Justin, podía irse al carajo. Lo único que deseaba en este momento era que Georgina estuviera aquí, ella era quien valía la pena después de todo el escándalo que se armó.

Estúpido, Frank.

«—¡¿En qué mierda estabas pensando, Peyton?!»

Me había gritado cuando estaba llorando en los brazos de mi madre luego de ver la pelea. No tuvo piedad conmigo, solo me altero más así que mamá también le grito para que se callara, pero eso no lo detuvo.

«—¡Meterte con Justin! ¡No me importa lo que sientas, no volverás a verlo!»

Gritaba una y otra vez que no volvería a ver a Justin... algo que cumpliría no porque me lo ordenaba, lo hacía por mí misma.

«—¡Tampoco volverás a ver a Georgina!»

Él no podía prohibirme que vea a mi mejor amiga, ¡¿quién se creía que era?! La única que tenía permiso para mandarme era mi madre.

«—¡Juro que te llevaré a arrastrando a casa si los vuelves a ver!»

No le tenía miedo a Frank, pero sabía que era capaz de hacer una locura si lo desobedecía. Y no quería que Justin fuera golpeado otra vez, o que Georgina saliera herida porque suficiente la había dañado con sus palabras.

«—¡¿Me escuchaste, Peyton Fell?! ¡Eres solo una niña inmadura!»

Y después que me gritara eso último, se marchó a casa enfadado. Mis demás hermanos prefirieron no decirme nada, pero sabía que también estaban enojados. Por lo menos mamá tuvo piedad de mí, no hizo ninguna pregunta, y solo me consoló hasta que me pusieron un pequeño calmante, y me dormí.

No sabía cómo estaban las cosas en casa, pero seguro todo era un desastre.

Justin tenía razón: esto había sido un gran error, una locura que había terminado en odio... yo había destrozado un poco más su vida, ahora se había quedado sin sus mejores amigos. Solo esperaba que ninguna enfermera o doctor hubiera escuchado lo ocurrido, rogaba a Dios que no o seria su final porque todo el pueblo se enteraría, y Frank sería el encargado de destrozarlo más.

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