31: ¡Peyton, cariño...!

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31: ¡Peyton, cariño

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31: ¡Peyton, cariño...!

Tanto Georgina como los Fell y yo pudimos respirar tranquilos cuando pasaron las cuarenta ocho horas, había sido todo un estrés. Pero Peyton había logrado sobrevivir al peligro, ahora solo faltaba que despertara, que abriera esos preciosos ojos azules.

—Estará con el respirador un día más —informo el doctor Anderson—. Y después se lo retiraremos por completo. Ahora mismo la están trasladando al piso de arriba de cuidados intensivos y solo podrá entrar a verla una persona. Lo siento, pero deben entender eso. Cuando se recupere mejor, podrán entrar todos.

Todos asentimos, quien entraría seria la señora Amanda quien estaba deseaba ver a su hija pronto. Aunque yo también deseaba verla, no podía. Pero me encontraba solo un poquito más tranquilo al saber que Peyton sobreviviría, ahora solo tenía que esperar a que despertara.

—Espero Peyton despierte pronto —dijo Frank cuando se sentó a mi lado.

—Yo también... —asentí.

Una hora después, la señora Fell pudo entrar a ver a su hija. Y cuando salió, lo hizo con lágrimas de felicidad, pero también de tristeza. No sabía cómo lucia, pero estaba seguro que verla conectada a las máquinas y con cardenales en el cuerpo debía ser doloroso.

Hice una pequeña mueca y cerré los ojos por unos segundos, haciendo una pequeña oración para que Peyton despertara pronto. No sé qué haría cuando ella despertara, pero si tenía un objetivo claro: amarla.

[...]

Dos semanas después, Peyton había pasado a poder respirar como si estuviera dormida. Georgina estuvo feliz de poder entrar a ver a su amiga, estaba emocionada que el doctor Anderson nos permitiera a todos visitarla. Los primeros días, quienes entraron fueron los hermanos los Fell, y terminaron llorando en cada salida, pero estaban felices de poder ver a su hermanita.

Y ahora estamos Georgina, y yo esperando a que la señora Amanda saliera para poder entrar los dos a verla. Cuando salió, casi corrimos hacia su habitación, pero tuvimos que controlar esa emoción.

Georgina abrió la puerta con lentitud, como si tuviera miedo de despertarla.

A mí se me rompió el corazón cuando la vi tendía en esa cama, en esa habitación que estaba con girasoles, sus flores preferidas. Todo estaba tan silencioso a excepción de la máquina que monitoreaba sus latidos y hacia ruido. Georgina se acercó a su cama y la miro con tanta tristeza que me sentí más culpable.

Me acerque a verla, su cabello rubio estaba peinado, sus labios tenían un color rosa y su piel demostraba que seguía con vida. Incluso dormida era perfecta, ¿cómo es posible?

—Hola, Pey —saludo Georgina aguantando el llanto—. Te extraño mucho, tonta. Me has tenido estas últimas semanas muy preocupada por ti... igual que al resto del pueblo, en especial a Justin... ¿puedes escucharnos? ¿Crees que nos escuche, Justin?

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