05: « ¿Estas bromeando, no? »

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05: « ¿Estas bromeando, no? »

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05: « ¿Estas bromeando, no? »

Los sábados por la noche se realizaban fiestas en un granero que se encontraba afueras de la ciudad, estaba remodelado y lo habían convertido en un restaurante de puro Country, pero hoy era diferente porque era el cumpleaños de Frank, y estaba seguro que estarían todos los Fell ahí, incluyendo a Peyton.

Oh, Dios, no quería imaginar cómo estaba vestida.

Acomode mi sombrero de vaquero y baje del auto, varios invitados iban llegando, San Marcos era una pequeña ciudad así que todos deberían estar por aquí y lo confirme porque termine saludando a la señora Martha y a su esposo, eran mis vecinos.

No pude evitar reírme al ver todo el ambiente, me sentía un auténtico ranchero, solo me faltaba un caballo marrón para montar.

—¡Frank! —lo llame cuando lo encontré al fin—. ¡Hermano, feliz cumpleaños!

—¡Justin, gracias, gracias! —se rió contento—. ¿Y dónde está tu acompañante?

—¿Qué? Oh no, decidí venir solo.

—Pero que aburrido eres, pero igual diviértete.

Simplemente me reí, no había invitado a nadie quien me acompañara porque no quería. Alce mi mano para pedir una cerveza y en cinco minutos ya lo tenía en mi mano, en verdad estaba disfrutando, estaba demasiado tranquilo y nadie podía arruinar eso.

—Pero miren a quien tenemos aquí.

Casi se me cae la jarra de cerveza al escuchar esa voz.

Todas mis emociones estaban ahora en el piso.

Lentamente gire la cabeza para encontrarme con unos ojos azulados, Peyton estaba con una pequeña sonrisa en el rostro mientras me observaba. Fue inevitable pasar mis ojos por su vestimenta, se veía tan adorable y calien... joder, ¡no otra vez!

—¿Qué paso, Justin? ¿Ya te hizo efecto la cerveza?

—¿A-ah...? No, no... Hola, Pey.

Volvió a reírse, entonces aproveche para volver a observarla, esos shorts en verdad le quedaban de maravilla, además su camisa le quedaba tan apretada  y... ¡¿cómo es posible que sus hermanos la dejen vestirse de esta manera?! Estaba seguro ahora mismo los adolescentes calenturientos estaban detrás de ella.

¡Y Peyton no tenía ni la menor idea!

—Me gusta tu gorro, ¿te gusta el mío?

Ahí fue cuando note su sombrero, solo le faltaba una soga.

—Es muy bonito, te queda bien.

—¡Gracias, Justin! Siempre sabes que decir.

Ella no sabía cuánto me estaba resistiéndome para hablarle al oído.

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