37: « ¡Mierda! »

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37: « ¡Mierda! »

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37: « ¡Mierda! »

Justin.

Eran exactamente las doce de la noche, se supone que todo el mundo estaba durmiendo... excepto yo. Hoy me iba a robar a Peyton, no sé cómo, pero lo haría.

Subí sobre el cerco que había en su porche, y logre terminar sobre el tejado. Las cortinas estaban abiertas, esperaba que la ventana también. Empuje con un dedo el vidrio para saber si se encontraba abierto, ¡y si lo estaba! Por un momento, pensé que tendría que usar el plan B, pero por suerte no. Entre a la habitación de Peyton, y la vi durmiendo en su cama, ella era todo un ángel.

Me daba pena despertarla, pero quería llevármela a una cita.

Salem alzo su cabeza y me miro, pero de inmediato me ignoro, y prosiguió durmiendo. Mientras tanto, me acerque hacia donde Pey, y acaricie su cabello lentamente.

—Uhm... —murmuro, y abrió un poco sus ojos.

Cuando me di cuenta que ella iba gritar por no verme bien, le cubrí la boca lo cual la asusto así que encendí de inmediato su lámpara para que me viera.

—Soy yo, cariño, soy yo, calma.

Peyton relajo su cuerpo, y yo retire mi mano de sus suaves labios.

—Rayos, Justin, ¿qué sucede ahora?

—Prometí que regresaría, y aquí estoy para llevarte conmigo —sonreí—. Quiero llevarte a una cita nocturna o madrugadora, como quieras llamarla.

Mi chica frunció el ceño al escucharme, estaba seguro que iba a negarme esa idea, pero no dejaría de insistir hasta hacer que viniera conmigo... o tendré que raptarla.

—Son las doce de la noche, Justin.

—Lo sé.

—No iré contigo.

—Lo sé.

—¿Lo sabes?

Saque mi mochila una cuerda, y Peyton me miro asustada.

—Tranquila, no te haré nada, solo te amarrare y te llevaré conmigo.

—Estás loco —me susurro.

—Por ti.

Peyton soltó un suspiro sonoro y me vio durante unos segundos. Espero lo esté considerando, porque en verdad no sé como rayos voy a bajar con ella amarrada, eso sería muy difícil, ¡pero fue lo único que se me ocurrió!

—Está bien...

¡Sí! Sonreí de inmediato y guarde la cuerda en mi mochila nuevamente. Vi a mi chica levantarse de la cama e irse al baño a lavarse la cara, luego se fue a cambiar —en el baño—¸ y salió lista para poder irnos.

—Esto es una locura —dijo, mientras se acercaba a la ventana.

—Pero te gustara.

Peyton me miro temerosa, pero se puso valiente y saco una pierna por la ventana, y bajo como si nada... creo que no es la primera vez que se escapa, y no haré preguntas. Luego de ello, la seguí yo, y cuando ambos estuvimos en el porche, tome de su mano para llevarla conmigo.

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