43: « Sentía que iba a desmayarme »

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43: « Sentía que iba a desmayarme »

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43: « Sentía que iba a desmayarme »

Justin.

Encendí la radio y comencé a limpiar mi casa. A veces mantenerme ocupado me ayudaba a pensar y decidir los planes del presento o futuro. Extrañaba a Peyton, aunque ayer nos vimos nuevamente, pero igual la extrañaba, mi corazón la llamaba con fuerza.

Dios, eso último era ridículamente cursi.

Me burle de mí mismo, y agite mi cabeza hacia los costados. Pero sí, extrañaba a mi chica. Vernos dos o tres veces a la semana no era muy bonito, la necesitaba mucho más tiempo conmigo.

Y sí, habíamos hecho el amor nuevamente en su segunda visita, ¿cómo resistirme a no amarla de esa manera? Ella era perfecta, estaba enloqueciendo por ella. Amaba tocarla, besarla, abrazarla y desliz... uhm, las siguientes palabras me las guardare para mí mismo, es privado.

Había hablado con Pey hace medía hora, habíamos tenido una conversación aunque ella fue la que más hablo, estaba muy enfadada con Frank. Ellos habían vuelto a discutir por algo y Peyton le termino gritando que lo odiaba mil veces. Solo la escuche, y le decía a todo. Porque recordaba la frase de mamá: «Nunca le digas a una chica enojada que se calme». Y le hice caso.

Antes de colgar, me volvió a pedir que reconsiderara la idea de fugarnos. En verdad lo había considerando, incluso Hank también estaba participando para hacerme decidir rápido. Era algo frustrante, pero al final, tome la decisión de hacerlo: íbamos a fugarnos en unos días.

—Solo espero que todo salga bien—me dije a mí mismo.

El timbre sonó, ¡mamá había llegado! Deje todo lo que estaba haciendo, y salí de la cocina hacia la puerta. Mi celular vibro, avisando que había llegado un nuevo mensaje, de inmediato lo saque de mi pantalón para ver si era mi dulce Peyton. Y de paso, también abrí la puerta, mientras leía el mensaje...

«Justin, cariño, no podré ir,
pero mañana estaré ahí en la tarde.
Te amo, y duérmete temprano».

Mamá no iba a venir, alce la cabeza y me encontré con Frank.

Mi corazón casi se sale de su lugar al verlo frente a mí, no sabía si cerrarle la puerta en la cara o correr hacía mi habitación a encerrarme antes que me atacara, ¡no quería pelear!

—Hola, Justin —me hablo.

Frank no lucía como el Frank que conocía, se notaba tan cansado y casi sin vida, ¿qué le había pasado? Era como si hubiera pasado el tiempo en años, estaba despeinado, mojado —por la lluvia— y con unas grandes ojeras además que tenía los ojos rojos.

—Ho-ola...

—¿Puedo pasar?

No. Te tengo algo de miedo...

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